Noel querido,
A estar de vernos todos los años te quería agradecer por transmitir me tu bondad y tu paz.
Por dibujarme una sonrisa por cada sonrisa de los niños que visitamos.
Te cuento, por primera vez, que de chiquito siempre quise este trabajo. Veía a mis padres como te acompañaban y te ayudaban en la travesía que hacías año a año. No me importaba que tus colores fueran rojo y blanco, sabes que yo soy de la contra, ya que no te imagino con otra vestimenta. Siempre soñé con hacer este trabajo.
También te quería agradecer por la paciencia que tuviste esos primeros años, cuando aún no me habían crecido los cuernos, que hoy me sirven para cortar el viento y poder jugar a los espadachines con mis hermanos. Además y es una primicia, son buenos para colgar adornos y pasar desapercibido frente a algún peligro.
Gracias por no discriminar me, cuando mi nariz empezó a iluminarse de color rojo y colgar unas luces navideñas para que no me sintiera solo.
Te cuento, para terminar, que me porte bien este año. Comí sano, hice mis ejercicios y estoy preparado, cómo todos los años, para que a las 23 55 aterricemos en cada terraza y puedas llegar a tiempo para repartir los regalos.
Gracias por todo, nos vemos en un rato.

Rodolfo, el reno.