En la Argentina no tenemos nada para festejar hace años. No pegamos una. La Pandemia mato 130.000 compatriotas y aniquilo los comercios y gran cantidad de empresas e industrias.
Pobreza record 40% , indigentes por todas las calles, gente que vive con planes sociales. La inseguridad aumento violentamente. Estamos endeudados, por este y por el anterior gobierno. No se ve una salida política ni social. La plata nuestra no vale nada con una inflación casi del 100%. Divididos en todo, una sociedad partida.
Pero llego el mundial. Y arrancamos perdiendo. Un nuevo sueño parecía desvanecerse. La seleción que venía de salir campeona de America increiblemente pierde el invicto con un equipo menor como Arabia Saudita.
Pero se recompuso. Nos dió el ejemplo de como salir de la adversidad a lo argentino: sufriendo. Pero sufriendo en un grado tan extremo, que cuando todo parecia perdido la magia y la suerte se juntaban y nos devolvía la alegria.
Entonces me acorde de las frases del presidente sudafricano Mandela, un referente del sufrimiento y de revertir situaciones adversas. "Que tus opciones reflejen tus esperanzas, no tus miedos." y también "Un ganador es un luchador que nunca se rinde."
Y ganamos.
No podía mas, la final con Francia fue extenuante aun viéndola por un televisor. Salí a caminar por mi barrio mientras la gente empezaba a festejar en los autos y plazas embanderados y patrioticos como nunca. Lo primero que pense que lindo sería que festejaramos mas seguido pero no por un partido de futbol, sino por otras cosas. Estaba muy nervioso y me saludaba igual con vecinos que ni conocia.
Euforicos todos. Con la necesidad imperiosa de festejar. La u nica palabra para entenderlo es el desahogo. Dejamos de estar ahogados.
Hasta que llegue a la puerta de una capilla cerrada y vi al hombre desconsolado. Tendría cuarenta años, era alto, grandote y no era del barrio. Bajo tan apurado que dejo la puerta abierta del auto. Lloraba desconsolado sin parar contra la reja de la capilla. Nos miramos y me dió una rapida explicación. Aca estan las cenizas de mi padre que las pusimos hace unos meses. El quería ver este mundial y quería que salieramos campeones.
Nos abrazamos. fuerte, como si fueramos familia. de golpe recorde mis perdidas también. O se nos teminamos consolamos los dos. Y solo atine a decirle: No te preocupes, el seguro donde este, esta festejando. Y me volví a casa. a escribir este cuento o reflexion. llamalo como quieras.
Ojala aprendamos a triunfar sobre todas nuestras adversidades, a respetarnos con los desconocidos, y abrazarnos en la calle solo para ser cada día un poco mejores. En futbol ya somos campeones mundiales. Ahora, empecemos por todo lo demas.
Nos quedan muchas finales para ganar.