Hace muchos años atras, no sabemos cuantos, pero seguramente más de diez y menos de quince...
En la mejor suite de un un lujoso hotel del lugar que quieras imaginar, la Costa Azul francesa, los Alpes suizos, alguna playa del sudeste asiático o porque la exuberancia exótica y fascinante de Egipto, con sus momias y faraones… Hace muchos años atras, no sabemos cuantos, pero seguramente más de diez...
No había luz eléctrica en el cuarto, sino que estaba iluminado totalmente por velas, decenas de candelabros uno al lado del otro creaban una atmosfera única de seducción y erotismo, todo parecía iluminado de rojo por el color de las cortinas, las sabanas, las alfombras, los muebles y los tapices que cubrían las paredes.
Schiffer estaba semi desnuda, esperando envuelta en las sabanas, muy alejada de la imagen de top model que conocemos en los medios, se la veía como salvaje y rea. Tocaron el timbre de la habitación y dos hombres muy altos, y muy patones, ingresaron a la misma, juntos llevaban un enorme Queso, un Queso realmente muy grande, de colosal tamaño, tanto que lo tenían que llevar entre dos.
- - I don't want any Cheese, I didn't ask for any Cheese – dijo en inglés Schiffer - Yo no quiero ningún Queso, no pedí ningún Queso – se la veía bastante aterrorizada a la top model al ver a esos dos super patones ante ella con semejante Queso, y no le gustaba nada - ¿Quiénes son ustedes? – preguntó en inglés.
Los dos patones entendieron el inglés pero contestaron en castellano, uno con tonada cordobesa, el otro con tonada santafesina…
- Somos los Quesones, señora Schiffer, quien habla es Carlos Bossio, juego al fútbol, soy arquero, jugué algunos partiditos en la selección argentina, pero si estoy aca es por ser un asesino serial de mujeres, Quesón, el asesino de Belen Francese, Soledad Solaro, Ingrid Grudke y cientos de nombres más, tal vez miles recibieron mis puñaladas y cuchillazos, todas olieron mis pies antes de ser asesinadas y a todas les tiré un Queso – dijo el de tonada cordobesa, que medía 1,95 metros y calzaba 50, o sea Carlos Bossio.
- Y yo soy Carlos Delfino, señora Schiffer, basquetbolista de la generación dorada argentina, oro en Atenas 2004, bronce en Beijing 2008, juego en la NBA, pero para usted, señora Schiffer, puedo ser más conocido como el asesino de Valeria Mazza, seguramente la conocía usted a esa señora, le corte la cabeza con una katana, soy Quesón, asesino serial de mujeres, y asesiné a cientos, tal vez de miles, de mujeres, les corté las cabezas y los cuellos, con la katana o algún cuchillo por ahí, todas olieron mis pies antes de ser asesinadas y a todas les tiré un Queso – dijo el de tonada santafesina, que medía 2,00 metros y calzaba 52, o sea Carlos Delfino.
Los dos podían ser una especie de Sancor, Santa Fe y Córdoba, como los Quesos, y vaya si le hacían honor a los famosos Quesos Sancor, y sus maestros Queseros.
Schiffer no entendió un joraca de lo que dijeron los dos Carlos, aunque se sintió atraída al ver a dos semejantes figuras, y sobre todo, por el olor a Queso que irradiaban aquellos pies, los gigantescos pies de los dos Carlos.
- ¡Queeeeeeeesssssssoooooooooooo! – gritaron los dos Carlos y juntos le tiraron el Queso encima a la top model, el Quesazo fue magistral, la podían haber dejado groggy a la alemana, y esta quedo media inconsciente…
Cuando los dos Carlos retiraron el Queso de encima de la modelo, esta vio que encima de su rostro había un enorme y gigantesco pie derecho, que irradiaba un olor a Queso apestante y fogoso, Schiffer lo fue oliendo, chupando, besando y lamiendo, primero ese pie derecho, luego otro izquierdo, despues otro derecho, despues otro izquierdo, así se vio envuelta en un frenesí y un extasis sin control, estaba como drogada, y quería viajar, y vaya si viajó…
No reconocia entre los dos Carlos, era indistinto si era Carlos Bossio o Carlos Delfino, porque en realidad eran los dos en forma alternada y simultanea, chupaba la pija de uno mientra el otro le metía la pija en el culo, con fiereza, le chupaban las tetas y la concha, le gustaba que la lamieran y besaran en el cuerpo entero, con fiereza por momentos, con salvajismo, y con suavidad y delicadeza por otros, la cosa era así, y a Schiffer le encantaba mucho, como mucho le gustaba el par de penetraciones que sufrió por adelante y por atrás, había conocido el placer extremo, hasta quedar exhausta.
- Thank you, my Friends, Charlie and Charlie, Today I knew pleasure and happiness, I can't ask for anything more from the world – dijo Schiffer – Gracias, mis amigos, Carlitos y Carlitos, hoy conocí el placer y la felicidad, ya no le puedo pedir nada más al mundo.
Los dos Carlos, ya respuestos de aquella orgía sexual, y totalmente vestidos, con guantes negros en sus manos, enarbolaron sus armas, Carlos Bossio blandía un cuchillo gigantesco, y Carlos Delfino una katana de gran tamaño.
- Este cuchillo no es un cuchillo cualquiera, señora Schiffer, es un cuchillo especial para asesinar a perras como vos – dijo Carlos Bossio.
- Y esta katana no es una katana cualquiera, señora Schiffer, es una katana diseñada para asesinar a golfas como vos – dijo Carlos Delfino.
Schiffer estaba tan contenta con el sexo que había tenido que solo sonreía y creía que el juego seguía, dado que no había entendido nada de lo que decían los dos Carlos.
- ¡Queeeeeeeesssssssoooooooooooo! – gritaron de nuevo los dos Carlos y juntos le tiraron nuevamente el Queso encima a la top model.
El Quesazo volvió a ser fulminante pero a Schiffer le gustó, creyó que otra vez empezaba otro juego sexual con pies, y aunque estaba hecha una piltrafa, quería más y más, aunque sabía que la batería no le iba a durar ni dos minutos, pero cuando ya no tuvo el Queso encima, esta vez Schiffer no tenía los pies de los dos Carlos, esta vez tenía a los dos Carlos, uno con el cuchillo, otro con la katana.
- Oh mein Gott, diese Typen sind zwei Killer, Hilfe! – dijo ahora Schiffer en su idioma natal, el alemán - Oh, mi Dios, estos tipos son dos asesinos, socorro!
Inútil era pedir ayuda, Carlos Bossio le dio un feroz cuchillazo entre las dos tetas, una herida profunda y certera, Carlos Delfino con la katana, le dio un flor de katanazo, que la podría haber partido en dos, otra vez Bossio le dio otra brutal puñalada ahora en el estomago, Delfino hizo lo mismo con la katana, aplicándole una herida salvaje en el cuello, le podría haber cortado la cabeza, pero no lo hizo, para que Carlos Bossio disfrutara dándole un par de cuchillazos más, y despues de eso, sí, raaaaaaaajjjjj, Carlitos Delfino le dio otro katanazo brutal, en la espalda, pero no la decapitó, a la top model le salía sangre por todos lados, un espectáculo imposible de contar con palabras.
- Queso – dijeron al unísono y en forma fría Carlos Bossio y Carlos Delfino, y juntos le tiraron un Queso, el QUESO.
Los dos asesinos se fueron contentos y satisfechos, no solo por el crimen en sí, o por el Queso que habían tirado, sino porque la sociedad de los dos Quesones había funcionado muy bien, un desafío muy interesante para dos asesinos consagrados como son estos Carlos.
Y así finaliza este relato, el más Quesón, sobre como fue asesinada Claudia Schiffer.
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