Inicio / Cuenteros Locales / sendero / Nada es para siempre
Estás en el corredor. A esa hora coincides con el viento de la tarde y disfrutas. La residencia susurra silencio que se rompe cada vez que tu cuerpo se balancea sobre el sillón de mimbre. Te gusta enredarte en el recuerdo de tus logros, pero ahora en tu parpadeo tambien han llegado los atributos oscuros de tu manera de ser. El “silencio cómplice”, la vez que tu líder te ordenó como un capataz a su criado; y aquella en que el gobernador le acarició las nalgas a tu mujer y te hiciste de la vista gorda. ¡Ah que no has soportado! Ahora tu eres el que lleva la batuta. Siempre te dices que “nada es para siempre”, pero llevas años y es que el poder es como una chiche que no se quiere dejar. Ayer por una distracción del jardinero, tu enredadera preferida fue mutilada y enojado lo corriste y te negaste a pagarle los días que había trabajado y te quedaste con su machete. La inmensidad de tu cuerpo se balancea con regocijo en la poltrona. Has notado que tus olvidos se han hecho frecuentes, ¿dónde dejaste el machete? Cierras los ojos, te impulsas con el pie y el mueble se balancea al extremo y se rompe el silencio con un crak. La poltrona cae, tu cuerpo cae y algo frío entra con profundidad por un costado de tu cuerpo. Ahora ya sabes donde dejaste el machete. Es cierto que tu lo recargaste con la empuñadura hacia arriba, ¿quién lo volteo? Ya entre sueños te llega la voz de la hija del campesino que vino a suplicarle a tu mujer que le volviera a dar trabajo a su papá. Las campanas están llamando a misa…
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Texto agregado el 13-12-2022, y leído por 171
visitantes. (6 votos)
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Lectores Opinan |
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19-12-2022 |
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Muy buen relato breve. Y sí, aquí están las bases de los cuentos de Horacio Quiroga, una especie de Allan Poe americano que sabe jugar, como lo haces tú, con ese suspenso helado que proviene de profundas y sinuosas insinuaciones. El despertar, ese que hace recuperar el aliento sin lograr del todo el acomodo, eso es lo que más gratifica. Pero el suspenso continúa. Un gran abrazo, amigo. Guidos |
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15-12-2022 |
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Corrección: Horacio Quiroga. Azariel |
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15-12-2022 |
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Un cuento muy original y además con una reflexión adjunta que pide humildad. Me hiciste recordar el cuento de Oracio Quiroga (Un hombre muerto), por lo del machete. En tu historia el protagonista es humillado y su esposa sufre un vejamen de tipo sexual, pero acomodarse al poder incluye olvidar el valor cómo ser humano, tanto así, que pierde bondad en su corazón, al despedir al jardinero. Alguien le deseó la muerte, quizás haya continuación. Azariel |
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14-12-2022 |
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Muy bien logrado: sentí la brisa, la tranquilidad ofusca de quien ocupa un puesto de poder. Seguí el flujo de sus pensamientos y emociones sin tropiezos dentro del complejo contexto, donde solo existen dos formas de dejar un machete arriba de esa poltrona. Saludos! AinaRayo |
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14-12-2022 |
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Modo de narrar original . La ira es un boomerang. Disfruté la lectura... esas preguntas inercaladas,muy buenas y el crak de la silla se escuchó hasta en medio Oriente. Aplausos Yvette27 |
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