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Intentaba capear esos treinta y cinco grados de temperatura con toda dignidad, mientras caminaba. Aunque algo me estaba incomodando por allí abajo. Tal vez algún bello púbico estaba siendo tironeado por el elástico de mi calzoncillo. Decidí entonces dar la vuelta a la esquina y poner las cosas en orden.

No fue tan sencillo, porque ya con mi mano dentro del pantalón, vi acercarse una mujer, que al mismo tiempo retiraba su corpiño por el escote de la camisa mientras avanzaba hacia mí.
La sensación de incomodidad y vergüenza fue mutua.

Dije lo primero que se me vino a la mente:

- La verdad, me encantaba cuando era más romántico. Ahora todo es desvestirse y ya…
- Ayy, nooo… jajajaj qué horror… ¿Y usted que hacía con esa mano ahí dentro? – me dijo contraatacando.
- Bueno, poniéndome más cómodo. Como usted, seguramente.
- Qué vergüenza, por Dios.
- Bueno, nada del otro mundo. Usted sigue siendo una dama, y yo, hago lo mejor que puedo.

Al escucharme su rostro recobró la compostura. Y a decir verdad era una estampa de belleza y elegancia.
Sentí deseos de pasar un rato más con ella, pero no quería abusar del momento. Sabía que la perdería ni bien se alejara.

Ella dijo:

-Bueno, que tenga una buena tarde - y me dejó solo con el recuerdo de su sonrisa.

Me quedé frustrado como niño que pierde el globo y lo ve elevarse por el cielo.

Un instante después escuché caer agua sobre el jardín de la casa que estaba a mi lado.
Al voltear vi a Doña Ángela, amiga de la familia. Mujer discreta y amable de unos ochenta y seis años.
Se encontraba de espaldas a mí sosteniendo la regadera.

Antes de que yo la saludara me dijo en voz baja y casi sin mirarme:

- Se llama Victoria. Es la directora de la escuela del barrio. No está en pareja.
- Vieja pícara – pensé. Es más avispada que yo.

Le dije entonces:

- Mmmmm, ando con ganas de regalarle un lindo rosal a alguien y no se me ocurre a quien.

Ella se retiraba despacio a su cocina diciendo en voz muy baja:

- A mi, a mi…

.


.

Marcelo Arrizabalaga.
Buenos Aires, 7/12/2022.

Texto agregado el 07-12-2022, y leído por 183 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
09-12-2022 cuanta astucia la de antaño y que felices fuimos! Martilu
08-12-2022 —A veces hay ciertas carencias o necesidades que se coluden con la picardía. —Saludos. vicenterreramarquez
08-12-2022 Muy bueno Marce, Hce trbajar a la imaginación yosoyasi
08-12-2022 Me encantó por lo bien que describes la situación y por la inteligente intervención de la señora de edad. MujerDiosa
08-12-2022 jajaja muy bueno y ojo con las ancianitas, esas ya no existen desde el INTERNET jajaja, saludos. ome
07-12-2022 Es una brevedad bien contada, deliciosa que transcurre como en cortometraje. Bien narrada. Abrazo grande. sendero
07-12-2022 Jajaja! Las ancianas ya no son pícaras. Simplemente están más allá del bien y del mal, lo que las habilita a ser auténticas sin que nadie pueda reprocharles nada. Divertida situación. IGnus
 
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