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Cuando trajo el libro “EL hombre sentado en el pasillo y el mal de la muerte”, quedo perpleja, amante de las palabras y los libros eróticos, quedo absorta en su titulo. Llego a su recuerdo que el mismo había sido escrito por Marguerite Duras, la escritora de sus sueños más lujuriosos, después que había llegado a sus manos “El amante”, de la misma autora.
Esos viajes al Mekong, de la niña y su amante chino sobrevolando su piel fina y delicada, ella pensando en sus hermanos muertos de hambre y su madre pidiéndole dinero. El sombrero que llevaba por el calor y el ahuyentar de la moscas, el hediondo lugar donde se encontraban, nauseabundo y cruel, hedónico, placentero al mismo tiempo, como el zumbido de la abeja al libar la flor, temiendo que la pique con su instinto libador. Basto solo ese movimiento para que su mundo interno deviniera éxtasis, fragor, frenesí, ir columpiando al deseo irrefrenable de olerlo, de lamerlo entre sus dientes, de organizar un festival con su miembro, de jugar con cavidades, de ofrecerlas para su extenso goce y el suyo propio.
El nunca supo lo que ella pensaba, solo le dijo
—Guárdamelo en tu biblioteca porque yo temo que mis hijos me lo encuentren.
Allí lo dejo ella entre sus libros, camuflado entre tantos otros de diferentes lomos y autores.
Luego de un año el le trajo otro libro para que ella lo guardara. Su instinto de convexo falo céntrico, de fornicador empedernido, de amante de la adrenalina que genera el goce, estaba en pleno apogeo, en plenitud y en exultante avidez de hembra.
Allí estaba ella, hecha de carne y hueso, no de su costilla, tampoco de la de Adán, esperando algún movimiento extra de su cuerpo joven, viril, enhiesto.
Se prdujo el ocasional encuentro en un roce de sus cuerpos durante el caminar en una calle cualquiera. Se miraron, se dudaron, se tocaron con los ojos.
El acuerdo quedo tácito. Se volverían a ver, a sentir y a expulsar sus demonios interiores, tal vez un día se cruzarían de nuevo, tal vez nunca, tal vez otra noche de verano, o en un otoño de otros libros compartidos.

Texto agregado el 04-12-2022, y leído por 93 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
05-12-2022 Un relato vívido y carnal alentado por las descripciones de un libro. Es una lectura que se lee sin sonrojos porque prima de algún modo la delicadeza y la poesía. Así lo veo yo, por lo menos. Un gran abrazo. Guidos
05-12-2022 wow... me quedé sorprendida. No te había leído en esta línea. Te ha quedado muy bien. Felicitaciones. sheisan
 
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