Existe un lazo
que se extiende
desde tu corazón vivo.
Un lazo inexplicable
que mis latidos comprende.
Un lazo intocable,
que al toque de tus dedos
mi cuerpo enciende.


Un lazo que tensa
mis locas ganas
de verte.
Un lazo que somete
al tiempo a la espera.
Un lazo que amarra
mis solitarias
soledades.


Un lazo de dos extremos,
que pinta de luminosos
colores la vida.
Un dulce lazo
que en libertad cautiva,
abraza las ausencias
y despide las penas.


Solo sé que
cuando me siento
algo triste,
es tu rostro
el que se pasea
por mi mente.


Solo sé que
cuando me siento
algo triste,
es el recuerdo
de tu voz
el que me rescata
del presente.


Es tu sonrisa
la que rebota
con alegría en mis labios.
La que destruye
la espera.
La que desviste
a la razón
La que pone contento
a este pequeño corazón.


Prisionero
en la suavidad
de tus dedos
y en la voracidad
de tu labios
que se comen
ansiosos el silencio
de mi boca.


Es el hilo plateado
que me arrastra a soñar,
a ojos cerrados,
el dulce olor de tu cuerpo.
Es el hilo
que me mantiene
amarrado a tu respiración.
Es el hilo
que me encadena
y me tiene
fuertemente atado,
dulcemente enamorado.