Calmar la ansiedad en los labios: las cosas que no voy a decirle se disuelven en ese bosque tras sus ojos donde no brilla ninguna estrella. A donde alguna vez quise acampar por siempre Pintando de colores que jamás existieron un Sol entre los abetos. Y pensar que allí desnudé mi latido sin temor convirtiéndome en la carne de sus lobos. Ahora solo quedan pellejos del alma y el hedor de mi sangre sobre la tierra.
Texto agregado el 25-11-2022, y leído por 155 visitantes. (1 voto)