Pero que agradable sujeto -pensé- luce su vestido con garbo. Su sonrisa perfecta parece adquirida en una tienda de lujo. No hay detalle que no cuide, mide cada frase como si de componer un soneto se tratara. Es el estilo de hoy, vestirse de perfección aun cuando las moscas te estén acechando.

No importa, la miopía se ha tomado al mundo. Nadie ve más allá de lo que su pantalla le revela, lo verdadero permanece oculto en las olvidadas relaciones de carne. Lo real es una moneda de dos pesos que rueda en la acera sin que nadie siquiera se tome la molestia de patearla.

Volviendo al agradable sujeto, soy yo, conozco la mentira y la elijo. Me integro al ritmo que el mundo dicta. Soy una ramera de las masas, lo sé, no hay pesar en ello. Es mejor que ser un paria en un mundo sin freno, menos cansado y más placentero. Se llama pragmatismo amigo mio, aunque tú me juzgues como "vendido".

Que agradable sujeto, siempre amable, siempre alegre. No hay objeción en su comportamiento, guarda las proporciones de la pantalla que le toque. Nunca se sale del correcto enfoque. Perfecto, no necesita retoques.