Los espíritus de la piedra
casi no sienten las alas de su inmersión.
Se asoman sobre el día en complicidad con el silencio,
abren sus fauces como la voz de todas las voces,
para crepitar en el trino ardiente de las quebradas amarillas.
Destino de carnes, carbón mineral, nieve interna de otros mares.
El margen de los ecos vibra en la muerte de las gargantas.
Carros de tenue luz.
La cerrazón.
Texto agregado el 15-11-2022, y leído por 86
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
12-01-2023
Me encantó.
Un estilo propio,que lo hace muy interesante*****
Un fuerte abrazo
Victoria 6236013
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