Somos fuertes parte 4
De regreso al departamento en auto, Oscar comentó que iría a ver a su madre el lunes por la mañana.
-El lunes por la mañana no estaré disponible – menciona Oscar.
- ¿Razón? – preguntó Israel.
-Iré a ver a mi mamá a la cárcel. Le llevo dinero y ropa.
Flavio escuchó, pero no entendía y no preguntó nada.
Ese día establecieron las actividades que tendrían y el nombre de su encuentro.
Decidieron llamarlo “el espectáculo”. Aquel día en un boul introdujeron papelitos con los roles. Escribieron; “los cuatro” “Israel y Oscar”” Flavio y Oscar” “Francis y Flavio” “Israel y Francis” “solos”
Harían “el espectáculo” sin saber las consecuencias que tendría en un futuro. Tuvieron placer desenfrenado. Exploraron todas las posibilidades de placer entre los cuatro. Israel y Oscar se enamorarían aún más en el cuarteto sexual mientras que Flavio se daría cuenta de lo que siente su novio por el amigo.
Esa tarde no se podían quedar con las ganas. Israel tomó un papelito en el que salió “Flavio y Oscar” los dos jóvenes se miraron algo intimidados.
-Bien, pues cada quien en su cuarto - Francis e Israel se tomaron de la mano y se fueron a la cama.
-Y ¿Cómo empezaremos? – Israel miraba a Francis.
-Quedamos que la orientación aquí no importa. Explora mi sexualidad con placer.
-A mí no me gustan las mujeres.
-Lo sé, pero no te fijes en eso. Es sexo, sólo eso, sexo.
Francis se quitó la ropa. No era la primera vez que la veía desnuda, pero sí la primera vez que estaría con una mujer. Cuando hacían el trío, Israel le daba placer solamente a Oscar.
La mujer es muy delgada, tiene unos pechos bastante pequeños y una cintura estrecha. Sus nalgas están bien formadas, sus muslos forman un corazón en la cadera. Eso la hace ver atractiva, su cabello rizado ayuda a verla sexy.
-Vamos, quítate la ropa.
Israel se quitó la ropa y mostró su torneado y moreno cuerpo. Francis se acercó a él y lo besó lentamente. La mujer tomó la mano de su amigo la llevó a sus pechos, a su ombligo, a su trasero y terminar por su entrepierna
El joven se sentía extraño al tener que follar con una mujer.
-Quiero follar contigo. Olvídate que soy una mujer y concéntrate en coger – Francis se atrevió a decirle.
Israel la tomó de la cintura y la atrajo hacia él. La cargó y la llevó a la cama y la aventó.
-Prepárate – él le advirtió.
Israel abrió sus piernas y fue directamente hacia su sexo. Era la primera vez que detectaba ese olor salado. Era excitante sentir su respiración. Dio algunos besos en su sexo, con sus dedos abrió su vulva y lamió sus labios hinchados, lo succionó. Tocó ese botón de placer que tanto excita a las mujeres, lo masajeó provocando que Francis se retorciera de gusto.
Introdujo sus dedos, hizo movimientos que a cualquiera volvería loca. Metía y sacaba los dedos. Colocó la palma de su mano hacia arriba y metió dos dedos para encontrar el famoso punto G. Era fácil para él que es médico.
-Así – pedía la mujer – sigue.
Israel logró que Francis tuviera una eyaculación y mojara la colcha de la cama.
De inmediato, Francis tomó el control y empujó a Israel sobre la cama. Con sus manos tomó su pene, comenzó a jugar con él. Lo introdujo en su boca hasta ahogarse. Así, varias veces para después pasar por sus testículos. Con el juguete que compró, Francis lo introdujo para encontrar el punto P. Una vez estimulado, era la hora cabalgar.
La mujer se subió en su amigo y sintió que llegaba a las estrellas. Una hora de placer la que Israel está acostumbrado a dar.
A los que les costó llegar a las estrellas fueron los que estaban en la otra recámara.
-Creo que no puedo. Mira, me caes bien, eres increíble, pero no dejo de pensar que eres hijo de ese pendejo – Oscar no lo supera.
-Oye. Entiendo que mi papá les hizo la vida imposible, pero olvídate de él. Déjame que te demuestre que yo soy distinto. Ponte flojito y yo lo hago todo – Flavio lo acostó en la cama lo hizo conocer las estrellas, le dio el placer que se merece un buen amante. Besó y lamió cada rincón de su cuerpo y consiguieron mirarse fijamente a los ojos.
Continuará…
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