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Hipótesis Lacaniana

Tal vez escribir sea una forma silenciosa de sobrevivir. Digo, silenciosa para mí o para uno que otro náufrago que no termina de entender hacia dónde van los días y que -para no reventar de tanta idea incontrolable- escribe. Probablemente golpear las letras del teclado sea un tipo de clivaje o una vibración constante y sostenida del universo. Un salto o una apertura a otras realidades. Quizás la gente como yo, sólo seamos antenas reproductoras de fenómenos cuánticos. Felicidad; belleza; misericordia; el humor de una molécula de agua. Inclusive transmisores del drama insoslayable que deja el desamor o la fascinación por existir. Tal vez seamos jardineros de vida cercanos a la fuente, capaces de separar onda de partícula.

Como sea, escribo para resistirme a la tentación de ser uno más.

La palabra bien puesta es una válvula de alivio para los deseos; el amor y las pulsiones de la vida y de la muerte. También lo es para el miedo y el fulgor inevitable del día a día. La palabra justa es un relámpago que azota y alumbra el horizonte de forma inoponible, hasta dejarnos temporalmente ciegos de tanto asombro. De la palabra nadie se salva. La palabra es la flor del pensamiento; el extremo de la espada que se hunde primero; la huella zigzagueante y profunda de una cabra de montaña. Algunas veces la palabra es una trémula vizcacha fóbica que acostumbra a salir sólo de noche. Otras tantas, un perro que babea la ira y muerde como la culpa.

Por eso escribir la palabra me salva de mi mismo en noches aciagas como ésta. Cuando extraño el rumor de un tibio aliento aproximándose. Las palabras son olas que me arrastran entre rocas hasta la otra orilla de los recuerdos. Con ellas hundo la cabeza en el espejo y le prendo fuego al corazón.

Es plena noche en mi habitación y el silencio predomina adentro y afuera. Me desperté pensando en todo aquello que siempre traje en silencio. En los sueños inconclusos, en las deudas por pagar, en mis muertos (los enterrados y los que aún caminan). Quién diría que la noche terminaría siendo mi refugio. De niño me negaba a abrir los ojos por el miedo que me daba la oscuridad. Hoy la habito con fascinación, como un embrión que se aloja quieto en el útero de una madre primeriza que muerde una barra de chocolate. Mientras me hundo en ella, floto libre de inútil pensamiento; como una tábula rasa sin desflorar, como una hoja en blanco ondeando al viento. En el vientre materno siempre será de noche y Dios lo sabe.

Con los años me he dado cuenta que la noche se emociona ante el coraje de quien la mira a los ojos con lucidez, desnudo y con el corazón limpio alojado en la mano. Mano que se alza como un ofrecimiento al cielo de pájaros nocturnos con temor reverencial y esperanza ciega por urgente sanación.

De vez en cuando la sombra abriga como un vaporoso manto, los miedos acumulados durante el día. Porque la sombra cuando es agradecida, pertenece a quien la enfrenta con atrevimiento y fuego en los ojos. Y con deseo alojado en el alma busca sus besos.

Por mi parte, de noche ya no me encomiendo a ningún santo protector, y no lo hago por respeto a la glándula pineal. Hace rato que dudo de Dios, lo encuentro un gallo narciso. Como consuelo espiritual, tengo coca cola heladita esperándome en la parte de arriba del freezer para más rato cuando me bajen los sentimientos de culpa y las ganas de mear. Sobre el improvisado velador tengo cigarros de contrabando, varios boletos del tren subterráneo, ibuprofeno y un libro a medio leer de Fontanarrosa. En una silla cercana a la puerta yace un cerro de ropa manchada y la vana calentura por encontrar respuestas a mis dudas de niño que se niega a crecer. En el otro velador hay un rosario y un reloj para sentir que otra vez estoy a salvo por si la noche no me quiere soltar.

Tal vez escribir sea una forma silenciosa de aligerar el alma y elevarla como un volantín sin cola en busca de otro amanecer y otro; y otro más.

Texto agregado el 09-11-2022, y leído por 160 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
15-11-2022 Es un texto que atrae por la oscuridad de sus imagenes. Es bellamente descriptivo para quienes hemos sentido la embriaguez de caer al vacío de la existencia. Saludos. Nazareo_Mellado
15-11-2022 Me permito un meta comentario (como tu sabes mucho de nosotros queda en nuestras letras). Somos creaturas que necesitamos encontrarnos con nosotros mismos y desde allí con la trascendencia que nos conecta con el dueño de la creación, para luego caer desperdigados sobre los demás con la fuerza de sentirse parte de un todo. Tus pasos están en la primera parte de esta búsqueda. Te deseo un buen camino. Saludos Nazareo_Mellado
11-11-2022 Es mejor ser uno más que uno menos. Glori
10-11-2022 Esta vehemencia de hilvanar palabras para tratar de decir lo que uno piensa, sin saber que a veces las ideas toman sus propios caminos. Saludos! -Vincho-
09-11-2022 Hay un poema de Enrique Lihn llamado '' Porque escribí'' Pero escribí y me muero por mi cuenta, porque escribí porque escribí estoy vivo. Que puede decir alguien que solo lee el horóscopo en la página final del diario, me envuelve en nostalgia cada uno de tus pensamientos, me hace sentir que vivimos al borde del abismo pero que a través de la letra aún podemos mirar el cielo. Muchos saludos. Legnais
 
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