Inicio / Cuenteros Locales / contraelviento / ..." el ciclista solitario de amarillo "
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...pedaleaba solo por la ciudad de Santiago de Chile. Salía muy temprano desde su casa y en total estaba en las calles de esa gran ciudad al rededor de 5 o 6 horas. Recorría parques , ciclovías, calles, descansaba en lugares de sombra...era solitario, no tenía amigos, ni familia y hace algún tiempo, le habían diagnosticado una enfermedad incurable. El hombre de 50 años, paseaba por las calles de su ciudad querida, observaba todo a su paso, le encantaba la conformación de la arquitectura , desde la más simple hasta las obras de arte arquitectónicas. La enfermedad era casi impalpable, se estaba muriendo lentamente, cosa que no le impedía padalear, ante del resto de personas , él parecía normal, mas ya sentía cosas extraña en su cerebro, se sentía muy extraño, mas eso era solo cuando se detenía, mientras estaba en movimiento, no había problemas. Ya había decidido no buscar trabajo, ya no tenía sentido, el proceso de invalidez era demasiado engorroso, es así como tomó la decisión de vivir hasta donde pudiese, esperaba administrar sus ahorros lo mejor posible y así permitirse alimentarse y vivir en un lugar cómodo. Estaba fascinado con ir a lugares en medio de la ciudad, parar cuando le daba la gana y por las tardes volver a su casa, ducharse comer algo y ver alguna serie en tv. Todo iba muy bien hasta que...en sus tantas salidas conoció a una mujer de 35 años, una mujer que por motivos personales se había tomado un año sabático, fue algo tan inesperado para él , fue tan simple como ayudarla con el pinchazo de su rueda. De ahí comenzaron a juntarse todos los días, descubrió que en pareja era mejor pues fue capaz de subir cerros e ir a lugares cordilleranos hermosos. Comenzaron a compartir mucho, se sentaban en cualquier lugar a platicar de los cambios en subida y bajada, de luces, ropa deportiva. La mujer era arquitecto de profesión, que luego de vivir muchos años en un país nórdico y habiendo sufrido una decepción amorosa terrible, decidió volver a su Chile natal...él no sabía como contarle su historia...tampoco quería no decirle, su mente quería contarle todo no para desahogarse, si no más bien para ser totalmente transparente. Al principio no le dijo nada, solo que estaba con mucho tiempo para pedalear. Un día ella luego de la jornada, le invitó a su apartamento a mirar otra bicicleta que tenía desarmada, él aceptó, pues ya sabía algo de esa bicicleta de marca española que ella tenía y que él quería ver. luego de un par de horas de comer algo y admirar esa maravillosa Orbea, ella lo miró fijo y con dos margaritas en sus mejillas le dijo: me gustas mucho...él en ese momento, dejó escapar su mirada por la ventana y luego de unos instantes de silencio, procedió a contarle todo, en él ya no habían sentimientos de tristeza, había cristalizado la idea de su partida de esta vida y ya no le pesaba...ella lo tomó con mucho más calma de lo inimaginable. Se hicieron amigos, siguieron recorriendo cerros, mirando el nacimiento del río Mapocho y recorrían las ciclovías de la ciudad, así pasaron 8 meses de compañía, hasta que un día, ella lo esperaba como siempre a la misma hora de partida, consultó su reloj, habían pasado 40 minutos, él jamás se atrasaba, esperó una hora en total y comenzó a pedalear sola hasta la pre cordillera. Al regresar a su apartamento, ya sabía que no lo volvería a ver. Él ya no usaba móvil ni nada. Ella siguió sus recorridos por varios meses más hasta que un día hizo sus maletas y volvió al país nórdico. |
Texto agregado el 08-11-2022, y leído por 115 visitantes. (2 votos)
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