Por un momento imagino que eres el mundo, un cúmulo de historias y besos que me bastan para esperar la muerte.
La razón por la cual me diluyo en estás lineas son las curvas de tu sonrisa.
Existes sin ser conciente que con unos cuantos besos y una agradable conversación te convertiste en mi capitulo favorito, quizá tampoco sepas que estuve dispuesto a cerrar este teatro, escapar de esta prisión y correr como locos tras alguna puerta, sin conocernos, sin conocer lo que encontraríamos detrás, con la tímida esperanza de estallar y ser luz.