Somos fuertes parte 3

Flavio, el miércoles comienzan sus vacaciones. Les dijo que lo podrían hacer en su departamento. Israel ya lo conocía, ahí ellos ya habían tenido encuentros calientes de sexo.
Los tres jóvenes llegaron al departamento, se pusieron cómodos y comenzaron.
-Creo que debemos poner reglas – recomendó Francis – ya somos cuatro.
-Está bien, pero ¿Cuáles? – preguntó Israel.
Flavio abrió su computadora personal y abrió el bloc de notas, se la dio a Oscar para que comenzara a teclear lo que ponían.
- ¿Y bien? ¿Qué pongo?
-Título “reglas” – dijo Francis – nada de decirle a alguien que somos un cuarteto.
-Dejar las emociones fuera - propuso Flavio – ni tampoco hay más invitados.
-No alcohol, no droga, no animales – dijo Israel.
- ¿Al menos un cigarro? – preguntó Francis.
-No celitos ni pendejadas – intervino Israel y miró a Oscar – no videos ni fotos.
-Uso de preservativo y juguetes. Aceites, incienso erótico, lubricante, cremas intensificadoras – Oscar dice mientras sigue tecleando.
- ¿Existe eso? - interviene Israel.
-Yo tengo un dilatador anal – le dice Oscar mirando a Israel.
-Intercambio de parejas – Francis quería probar a Flavio.
-La orientación no importa – Flavio levantó la mano – confianza, comunicación, respeto, no hay complejos.
-No hay que forzar nada – Israel dijo pensativo – no violencia ni prácticas de riesgo.
-Se valen besos, caricias, sexo anal, vagina y oral, beso negro – Francis dijo – cumplir fetiches y fantasías.
-El teléfono sólo para emergencias – Flavio tenía pendientes en el hospital.
-Pues, órale ¿empezamos? – Francis quería comenzar la acción.
-Tu nada más piensas en coger – le dice Israel.
- ¿Qué? – expresó ella levantando los hombros.
-Primero debemos comprar lo que necesitamos – Oscar se levantó del sillón y guardó el documento en la computadora.
Se subieron al carro de Flavio y fueron a un sex shop.
La vendedora se acercó a los jóvenes.
- ¿En qué les puedo ayudar? – preguntó ella.
-La verdad es que no sabemos qué queremos – dijo Israel.
-Bueno, pues empecemos ¿Quién con quién?
Flavio tomó de la mano a Israel y Oscar abrazó a su novia.
Comenzó con la pareja hetero.
La vendedora a los cuatro les ofreció preservativos, enemas y lubricantes.
-También podría ofrecerte un alargador de pene - dijo la vendedora.
-Cálmate – se ofendió Oscar – yo jamás necesitaré eso. Tengo buen tamaño.
-Talvez quieras más tamaño – la vendedora insistió.
Oscar lo tomó.
-No porque me haga falta – le señaló a la vendedora – lo que me hace falta es un prostático.
-Claro. Tenemos precios y medidas.
La pareja gay había elegido cada uno su prostático y un retardador, sus respectivos anillos y masturbadores.
-Bueno, pues creo que será una buena compra - dijo la vendedora.
Los cuatro estaban en la caja cuando ella les ofreció el paraíso.
- ¿Qué es eso? – preguntó Flavio.
-Es un flamingo. Es un vibrador de control remoto. Tienen que descargar la aplicación a su teléfono celular y listo, tiene una duración de tres horas de uso continuo. Tiene varias velocidades.
Flavio solicitó la cuenta a su tarjeta, la cual superaba los veinte mil pesos.

Continuará…