...había perdido el trabajo hace ya casi un mes. Pasado los cincuentas años de edad no era fácil conseguir empleo y menos para alguien como él, un trabajador sin cualificación. Siempre desempeñó oficios que cualquiera podía efectuar, sin embargo, eso le había ayudado a subsistir tantos años, por un lado su situación era favorable pues su coste de vida no era para nada alto como lo era para la mayoría de la sociedad en la cual vivía, era una sociedad que vivía bajo estándares europeos no acorde a su realidad de país tercermundista delicuescente. Esto era un gran punto a su favor, pues no tenía lujos que mantener, ni siquiera tenía automóvil, se había trasladado por años en bicicleta, incluso en días lluviosos. Todo el mundo que conocía estaba endeudado, mas sus casas estaban llenas de televisiones planas de muchas pulgadas, cocinas y baños con pisos de porcelanato, ampliaciones que eran más costosas que la casa misma, con mascotas que iban 3 veces por año a la peluquería y gastaban más dinero en clínicas veterinarias que en sus propios hijos(as). Un país sumergido en las apariencias, cuyas calles céntricas, estaban llenas de inmigrantes , los barrios populares se habían transformado en ghetos y debido a eso muchos factores la economía estaba pasando por una crisis y la burbuja explosó. Él como tantos otros habían perdido el empleo y mientras tomaba un té junto a su esposa conversaban que podrían hacer para invertir el dinero de la indemnización de la mejor manera, luego de varias tazas de té, se dieron cuenta que lo que jamás faltaba en una casa en Chile era el pan, es así que comenzaron a averiguar precios de hornos y amasadoras ( para hacer el trabajo más productivo y menos desgastador, pues solo eran dos) hicieron cálculos de tiempo, dinero en inversión y ganancias y en menos de un mes emprendieron, sin pedir permiso, ni hacer iniciación de actividades ni una de toda esa mierda, pues habían descubierto que los inmigrantes no pagaban un puto impuesto. Luego de 6 meses, el negocio había servido para ganar lo justo para mantener su casa sin mayores sobresaltos, además ambos no se habían creído el cuento de lo gourmet, por lo tanto, su pan , empanadas, berlines y galletas, estaban a un precio acorde al coste de la vida real y su ganancia era acotada y muy bien administrada, no se andaban con florituras.
...fin de la historia.