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Somos fuertes parte 1

Nuria se enteró de un congreso en psicología, con el pretexto de que los adolescentes en la secundaria son rebeldes, dijo que necesitaría unos consejos para trabajar mejor con sus alumnos. Preparó sus maletas y dejó a la niña con Clara, ella dijo que con gusto cuidaría a Alex.
El congreso sería muy cerca del pueblo en el que nació Domingo su suegro. Hizo reservaciones en un hotel y se inscribió al congreso. Al subirse a su camioneta rezó que todo saliera como lo planeaba.
- ¿Segura que estarás bien? – le pregunta Emilio.
-Tranquilo, necesito ese curso.
-Me preocupa que venga la policía otra vez.
-Tú mismo lo dijiste, no hay forma de que nos descubran.
-Está bien. Cuando llegues llamas para que sepamos que estás bien.
-Claro. Tranquilo. Lo haré.
Emilio no tenía ni idea del plan de su esposa.
-Mamá, vete tranquila. Aquí nos hacemos “bolas” – le dijo Israel.
-No quiero dejar a tu hermana ni a Alex.
-Ya te dije que todo estará bien. Estoy de vacaciones - dijo el hijo mayor.
La mujer salió de la casa en su camioneta con el plan en la cabeza. Llegó al hotel y llamó a su esposo para que supieran que había llegado sana y salva. Se registró y le dieron una habitación en el primer piso junto al jardín. Sería muy fácil escabullirse sin que nadie la viera.
Se presentó en las conferencias de ese día. Tomó fotos de todo y grabó muchos videos, pero su mente estaba en el plan. Se tomó muchas fotos con los congresistas para que la etiquetaran en redes sociales y la viera su familia, amigos y la policía por si las cosas salían mal.
A las once de la noche, vestida de color negro salió de la habitación brincándose por el balcón. El sobrepeso le complicó brincar del balcón al pasto. Por ello tomó la decisión de salir por la puerta hasta llegar a las escaleras traseras del hotel. llegó al jardín en el que reinaba la oscuridad y la falta de vigilancia. Caminó por los árboles hasta llegar a la reja trasera del hotel. Se tomó la molestia de dejar la camioneta afuera del hotel para que nadie la viera salir.

Para llegar, se metió por la estatal y tomó el camino rural para llegar al pueblo y así llegar al panteón “las cruces”.
Antes de llegar vio un letrero que decía “venta de huachicol” sería sencillo conseguir la gasolina. El hombre de unos noventa años le cobró doscientos pesos por el garrafón. Nuria con gafas vestida de negro entre la oscuridad de la noche no se distinguía quién era. Varias personas más llegaron a comprar garrafones de forma ilegal.
Dejó la camioneta cerca del camino. Le retiró las placas, le puso un bastón de seguridad al volante. Se perdió entre la noche y caminó hacía el panteón cargando la pala que había comprado en una tlapalería camino al pueblo. Llegó por el monte horriblemente cansada.
-Puta madre, soy una maldita gorda - se pasó la mano por la frente y continuó su camino después de tomar un descanso.
Después de caminar dos horas, llegó al panteón que estaba completamente abandonado, el sobrepeso no le ayudaba en nada. Cargaba los botes de gasolina y la pala, ya estaba cansada y todavía no empezaba el trabajo.
No sería difícil identificar dónde dejaron el cuerpo de Fabiola, estaba entre la tumba de una tal Rosaura Gonzales y un señor de Ruperto Robles. Cuando Emilio se lo dijo lo memorizó muy bien. Eso creía.
El tiempo estaba haciendo estragos entre las tumbas. Excavó hasta llegar a la bolsa. Había una bolsa negra. El olor era bastante desagradable y de inmediato vomitó. Se colocó el cubrebocas y los guantes. Sintió los huesos de esa mujer.
Después de sacarla. Era imposible poder identificarla. Abrió la bolsa y de nuevo vomitó.
Nuria no recordaba qué ropa llevaba puesta Fabiola el día que murió. Para ella fue horroroso tener que ver unos huesos humanos. Nuria estaba profanando una tumba, la que creía era la tumba de Fabiola López.
Habían pasado siete años. Recordó como esa mujer cayó por las escaleras y se torció el cuello. De nuevo envolvió los huesos llevándolos lejos de ahí. Lo bañó en gasolina y junto con los garrafones los incendió. Guardó las tapas de los botes en su bolsa de la chamarra.
Las llamas comenzaron a salir y los huesos se consumieron. No estaba tan lejos del panteón, desde ahí podía ver la supuesta tumba de Fabiola.
Nuria desconocía que en aquel lugar, en el que estaba quemando el cuerpo de Fabiola, había una toma clandestina de huachicol. El olor a gasolina era impresionante tanto que no lo soportó. Caminando por el monte que está a unos metros se escuchó una tremenda explosión. Corrió lo más rápido que pudo, sus torpes movimientos no le permitían moverse rápido. Llegó hasta el lugar en el que había dejado la camioneta. En el camino rural se detuvo para colocar las placas a la camioneta. Al entrar a la carretera estatal, patrullas y bomberos iban camino contrario a ella. Apretó el volante de la camioneta y aceleró.
Se detuvo en una tienda para comprar una botella de agua y lavarse la tierra de la cara y las manos. Dejó la camioneta en la esquina.
Esperó a que amaneciera y poder regresar al hotel. Nadie notó que ella venía alterada ni nada.

Continuará…

Texto agregado el 23-10-2022, y leído por 64 visitantes. (1 voto)


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