Amanecer

Hoy vi un amanecer distinto, pues apoyado a un bordillo de concreto pude ver tres montañas erguidas, la mas lejana semiazul, la más cercana semiverde y la que tenia al pie de mis ojos completamente de concreto con matices de luz artificial llorando mucha soledad ante el bullicio.

No pude menos que sonreír, vi la como la luz fue penetrando a la penumbra, los rayos del sol fueron venciendo hasta que la claridad hizo que los pájaros empezaran a trinar en infinidad de sonidos, allá arriba entre las nubes se ve un poco de paz, abajo, los humanos empezaron a producir contaminación con miles de vehículos arrancando para enfermar al mundo.

Hoy fue un amanecer distinto, bonito, agradable, sin muchas maquinas haciendo su ruido mortal, oí mas la voz de un Dios que nunca está, gritándole a un Diablo inexistente, que avive las llamas de la imaginación del creyente para que busque hacer mas ruido atronador con bombas doctrinales.

Dentro de poco habrá otro amanecer silencioso, pues los fantasmas de cientos de difuntos quieren que les recuerden en ese pequeño claustro que los guarda con la fiesta anual del baile con borracheras naciendo de nuevo entre cientos de Macondos imaginados con gitanos engañando a incautos con un libro lleno de mentiras predicando salvación.

Anoche soñé que caía, que me lastimaba el costado izquierdo, vi mi torso lastimado y ensangrentado, vi una mujer que llorosa corría a colocar un lienzo en las heridas y de sus labios brotaban frases repitiendo… ¡No te vayas todavía!

Que raro mundo este donde los poetas vuelan solos y las musas entretienen a los políticos, las letras obscenas son premiadas, mientras que la poesía va feneciendo al compas de estridentes chascarrillos lujuriosos que producen marimbas electrónicas, sin alma y sin sentimientos, me duele el costado por las heridas, ella se ha quitado la ropa y muestra sus pechos generosos ensangrentados apretándose a mi costado, ella ya sabe ahora que será mía para siempre.

Seguiré soñando sin despertarme, creo que inventare sin inventar un antídoto para el dolor que produce el fantasma de los que se fueron.