Los presentes textos no son ninguna novedad y quizás nada originales; sin embargo, nacieron así, en esta noche fria.


Se soñó como un vampiro durmiendo plácidamente dentro de un ataúd, pero cuando despertó, se dio cuenta que solo era un humilde murciélago.

Caminó lentamente por la tabla del trampolín de tres metros, se detuvo sereno en el extremo para saltar e intentar su mejor clavado. Resorteó sobre la tabla un par de veces y se lanzó al agua. La realidad lo despertó dolorosamente, cuando cayó de cabeza sobre el piso a un lado de su cama.

Basta ya de sueños tontos, se dijo, luego de soñarse vestido como torero en un hermoso traje de luces negro y oro, lidiando un toro de más de quinientos kilos llamado Cariño. Descubrió que no era sueño, cuando vio la sangre abundante que manaba de una cornada profunda, de su costado izquierdo.

Sueño que sueño; sin embargo, dudo si soy el que está soñando o soy el soñado.