Una mañana cruda, áspera, humillante, desagradable en todo momento.
Fue como un viento malvado que reía, me manipulaba.
Fue una mañana que no quiero repetir, me descoloca y me avergüenza.
Quizás esa mañana tenía su relevancia, que nunca descubrí de verdad. Otra mañana me espera para triunfar, para decir todo lo que sé, todo lo que puedo, todo lo que no dije.
Espero ansiosa la mañana que me espera, como yo la espero. ¡La espero plena de conocimiento, intensa, comulgando como corresponde, sin dudas, sin broncas, sin despecho.
Debe ser la mañana de la recompensa, la bella mañana de octubre, que me acaricia con su luz, me sonríe con su poder de mañana.
Me encandila, me promete, me distingue y me siento reconfortada por su grandeza de mañana!
A-M-R |