Somos una familia parte 33

La ceremonia de clausura de residencias sería pronto. Les faltaba un mes para poder terminar las residencias y dar el paso definitivo para ir al servicio social.
Los cuatro jóvenes optaron que sería buena idea convivir para conocer mejor a Flavio. Era diez años mayor que los tres, pero eso no le impediría divertirse como ellos.
El primer día que salieron pasó algo que complicaría las cosas.
Platicando en unas bancas del parque cuando Flavio los escuchó.
- ¿Y cómo te va en el hospital? – le preguntó Flavio.
-Bien. La verdad es que el doctor no es tan malo – le respondió Francis.
-Ahora resulta que vas a defender a ese gusano – grita Oscar.
-Medina no es tan malo como parece. También tiene su corazoncito – Francis comenta.
-No defiendas ese cabrón – de nuevo dice Oscar.
- ¿Medina? – pregunta Flavio.
-Sí- Héctor Medina. Francis está haciendo residencias en el Hospital General Oriente. Ese hombre nos hizo la vida imposible – le explicó Israel a Flavio.
-Cuando nos dio farmacología le di preferencia al examen y no fui ver a mi mamá en su cumpleaños y ¿Qué me dio a cambio? ¡Reprobó a todo el grupo! Cuando oigo a ese carbón se me revuelve la tripa.
-Vaya, sí que lo odian – Flavio ya sabía de quién se trataba.
-No es que lo odiemos, pero no es nuestro amigo. Y todo el grupo piensa igual – Israel dice.
- ¿No vives con tu mamá? – Flavio le preguntó a Oscar.
-No. Mi mamá está en la cárcel. Por fraude – le explicó Oscar – vi a mi mamá después de muchos años. Desde entonces no he dejado de ir a verla. Cuando salga de la cárcel vivirá conmigo.
-Entiendo.
Flavio tenía algo que callar. Ese tal Medina al que tanto aborrecen es su papá.
Esa semana pasaría algo que definiría lo que Alex haría con su vida y Flavio tendría que decir la verdad.
El jueves por la tarde, Alex fue a jugar con sus amigos al deportivo. Ese día hacía muchísimo calor, los adolescentes jugaban bajo el rayo del sol. En ese momento, Alex comenzó a sentirse mal. Su visión fue borrosa, le faltaba la respiración perdiendo el conocimiento. Clara de inmediato se acercó a su nieto y llamó a Nuria que todavía estaba en casa. La mamá del joven salió disparada de la casa cargando a la pequeña Camila. Lo subió al automóvil y fueron al hospital. Nuria cargó al joven y lo ingresaron a urgencias del Hospital General Oriente. Ahí lo examinaron y le preguntaron a Nuria lo que había pasado. El urgenciólogo de inmediato revisó al adolescente y solicitó que la madre saliera del área.
Clara llamó Emilio y a Israel que fue el último en enterarse. El joven médico le dijo a Flavio que necesitaba irse, su hermano había sido hospitalizado.
- ¿A dónde vas, amigo? – le preguntó Oscar.
-Mi hermano, mi hermano está hospitalizado.
-Pero… ¿necesitas algo?
-Gracias.
Israel le marcó a Francis. La joven se movió lo más rápido que pudo y fue a urgencias, vio al joven que ya había recobrado de conocimiento. El diagnostico era hiperglucemia, su glucosa estaba por arriba de los ochocientos de miligramos por decilitros. Eso era demasiado. El médico estaba preocupado porque podría venir un coma diabético y con ello un daño neurológico, daño a algún órgano o la muerte. Francis salió del hospital para decirle a la familia lo que pasaba con el joven.
- ¿Qué le pasó a mi hijo? – le preguntó Nuria llorando.
-Lo que dijo el médico fue que tiene hiperglucemia.
-Pero ¿Cómo es posible? – Israel se exaltó.
-Dijo que su glucosa no se reestablece, pero ya está despierto.
-Gracias, Francis.
-Estaré al pendiente.
-No es necesario. No quiero que tengas problemas con Medina – dice su amigo médico.
-Él me dijo que podía venir.

Continuará…