Inicio / Cuenteros Locales / nelsonmore / El Cervantes de las letras criollas (cuento)
En lugar de enseñar a escribir, enseñaba a borrar. Sé creía el Cervantes de las letras criollas. No le gustaba el repollo, el pollo y el marrano porque había que comerlos con la mano. En asuntos de mujeres prefería las esclavas, pues con esa dictadura que ejercía en todas partes, no se lo aguanraría ni su madre que no lo quería. Siempre se decía así misma: "Dios mío porqué me castigaste con este trúan". Sé creía don Juan y no pasaba de ser un gilipollas que a todos inspiraba lastima.
Se creía el crack de las letras, pero no pasaba de ser un idiota con infulas de grandeza. Apenas llegaba a la universidad a todos se les dañaba el día. Era riguroso con los demás, menos con él mismo. Si aplicara el mismo rigor que aplica a los demás así mismo, de él no quedaría nada; al menos cuando se mata a una gallina quedan las plumas de ella. Le gustaba que todo estuviera en su lugar, cuando las cosas estaban en lugar equivocado, se estresaba de inmediato. En lugar de divertirse con las ocurrencias de los demás, sufría sin necesidad ni motivos.
Nadie le tenía confianza, se esforzaban en saludarlo y sonreirle; de frente le echaban flores y por la espalda basura. Él quería que todos escribieran como el escribía; él quería que todos sintieran como él sentía y que jugaran como el jugaba, que vistieran como el vestía. Sé creía pluma de oro y sus escritos iban al inodoro.
No voy a decir el nombre pues es demasiado conocido en el planeta de las letras. Un día organizaron una competencia en la que se demostraría quién tenía más fuerza en el miembro. Chicos de 12 y 14 años regaban la maleza con su chorro bien fuerte,
; tenían buen avance al orinar. Al ver a los chicos se le ocurrió decir en público:
-Con mi chorro soy capaz de apagar un incendio.
Todos lo regresaron a ver con asombro; muchos concluyeron que en lugar de ser escritor debería ser bombero. El día y hora de la competencia llegó, casi todos los participantes llegaron con su chorro a la raya de tiza blanca que habían señalado. Cuando le tocó el turno al profesor dijo en voz alta:
-Hagan la raya más arriba, esa distancia es poca para mi.
Todos habían borrado la raya con su chorro fuerte. Él iba a imponer un recoird guiness difícil de superar. Todos los fotografos estaban listos con sus camarás; los que tenían teléfonos celulares estaban listos para grabar un vídeo. Él tomó aire; sacó su manguerita y lo único que logró fue mearse en sus zapatos. Ante aquella desgracia todos se burlaron del profesor autosuficiente. Entre el público habían estado 3 de sus alumnos que ante esa situación tan risible quemaron el manual de escritura de ese profesor mediocre.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA |
Texto agregado el 07-10-2022, y leído por 300
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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08-10-2022 |
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En todo caso hay párrafos y frases que me hicieron reír sanamente. remos |
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08-10-2022 |
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Digo en el sentido que si describes a tu personaje, fundamentalmente como una gallina sin plumas y con poca orina, al menos da un indicio del porqué es capaz, delirando desde luego, de creer que es el Cervantes criollo de México, ¿o de dónde? Atenuando lo rimbombante, creo, se inserta al personaje en sus propios límites.
Algo por el estilo. remos |
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07-10-2022 |
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Muy extraño y ridículo el personaje, pero al menos es capaz de creerse Cervantes.
Muy escaso el intento del récord de la tiza, quizás en vez de una manguera tenía un maní, el autorreferente.
Quizás si cuidas un poco el cuento, al que no le falta ironía ni humor, sería más efectivo. remos |
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