Vuelvo del trabajo, caminando abrigado
y siento que estoy esperando

Me abraza el suave calor, como queriendo ahogarme
y siento que estoy esperando

Llego a mi casa, anhelando un vaso de agua
y siento que estoy esperando.

Me acuesto en cama, sin tener deberes por hacer
y siento que estoy esperando.

Resuenan las melodías que escucho de fondo,
que recitan sobre amor y sobre el deseo profundo
y me siento inconforme
de todo lo que se ha creado en el mundo.

Y con "todo lo que se ha creado en el mundo"
me refiero a todo el arte que tiene que ver con amor,
porque todo me parece tan nimio e insignificante
cuando el sentimiento que tengo me hace presión.

Con cada respiro, estoy esperando
Con cada pensamiento, estoy esperando
Con cada segundo que pasa, siento que estoy esperando
por hacer estallar los deseos que estoy masticando.

Y digo masticando, porque aun no los estoy tragando.
Aún la imagen viva y creada en mi mente
de estar contigo bailando, comiendo o cocinando
es como el peso de mi mochila
con un cuaderno y un lápiz
mientras voy caminando.

Así es la espera que siento,
suave, continua, creativa,
no cansa y siempre anima,
pero el deseo de poder dejar la mochila
y descansar en una cama con mi amada
superará cualquier espera pensativa.