...se sentía tan decepcionado. Su vida era de cierta manera equilibrada, él sentía que las tristezas de algunos de sus más cercanos, le pesaba en los hombros. Intentaba dar una mano, mas nadie era capaz de recibir su ayuda desinteresada, no por que no quisiesen, es por que no podían. Se sentía decepcionado, triste. Su cuerpo comenzaba a experimentar la contractura. Él era sano, mas sus sentimientos, emociones, su mente, le pasaban la cuenta. Quería evitar el sufrimiento de los que amaba, mas cada cual tiene su propia vida y muchas de las veces no se puede hacer nada y eso mismo era lo que lograba disminuirlo...su impotencia era gigante. No vino a este mundo para sentirse bien solo él, de corazón quería regalar su experiencia de pocos altos y de muchos bajos, mas al final del día, ahí estaba con toda su humanidad en todo su esplendor...sin embargo, se sentía fatal. Muchos dan vuelta la página y siguen adelante sin importarles nada el resto de sus cercanos, sin embargo, para él era fundamental ver una sonrisa en los que amaba. Estaba plenamente consciente que en la depresión hay muchos límites , los cuales le impedían sacar una sonrisa y eso lo tenía muy mal. A pesar de que ni siquiera estaba resfriado, tocaba su frente y es como si tuviese fiebre, era solo la preocupación que quería manifestarse de cualquier forma. Ya se acercaba la hora de ir a dormir, se recostó, su cama era sencilla y muy cómoda. Sabía que no le quedaba otra que distraerse antes de dormir. Tenía frente de si, un televisor de 42 pulgadas, el cual encendió. Hace mucho que no veía televisión abierta, eran solo malas noticias, es así que buscó en una plataforma una serie koreana de una abogada autista y eso en algo logró apaciguar su sentido día. |