Cuando duermes y sueñas, tu sueño puede ser placentero o una horrible pesadilla. M está soñando y su sueño no es para nada placentero. Se encuentra en medio de la selva a las orillas de un pequeño lago, con un calor insoportable, alimañas y mosquitos por todos lados. No sabe cómo llegó ahí; pero puede ver perfectamente al enorme y hambriento caimán que se le está acercando con ánimos de devorarlo. M no atina a correr, mucho menos a luchar con él. En la vigilia no hay nadie que pueda despertar a M de su pesadilla. En el sueño solo están el caimán y él. “Voy a morir”, piensa. Entonces, en el mismo sueño escucha la voz de su pequeña hija B que le dice: “Papá, despierta, estás bien. Ya se fue el caimán¨. Y es cierto, el caimán se ha esfumado. Aliviado, M despierta y reflexiona: “Si yo no tengo hijos”.