Inicio / Cuenteros Locales / nelsonmore / Hermenegildo de la Vega (cuento)
Hermenegildo estaba seguro quye tarde o temprano le darían la estatua de oro por ser el mejor escritor de la temporada. Tantas noches de esfuerzo serían compensadas con dinero y fama. No era para menos, pulir sus poemas, cuentos y novelas durante tantas noches merecían una recompensa, recompensa que había estado esquiva durante muchos años. También corregia textos ajenos, primero les echaba veneno, después que el dueño había leído su critica demoledora no le quedaba ganas de volver a escribir ni una línea siquiera. Sabía a la perfección todas las reglas ortográficas, igual que las rreglas de la sintaxis. Se creía el mejor corrector de estilo del planeta azul y del planeta rojo y del planeta más frío.
No admitía razones. Con un párrafo demolía a cualquiera que se atrevía a cuestionar su trabajo. Ya se imaginaba recibiendo el premio Novel de literatura y el premio Cervantes y el Juan Rulfo. Estaba seguro que no se lo habían dado antes por sus opiniones políticas salidas de tono, pero eso ya había quedado atrás pues no volvió a opinar más sobre este tema que le había causado muchas enemistades y atentados. Los políticos no le perdonaban que los tratara como a unas ratas con corbata. En fin, ahora todo era diferente, había sido tactico y estrategico, silencioso y mesurado. Abría la boca solo para comer. Los miembros de la academia sueca estaban a punto de dar los ganadores de medicina, economía y literatura. No había duda que su nombre aparecería en todos los diarios del mundo entero. Sus detractores al enterarse de la noticia sin pérdida de tiempo le pedirán disculpas. La noche anterior al veredicto, Hermenegildo no pudo dormir, la ansiedad lo estaba matando. Esa noche dio rienda suelta a su imaginación, con el dinero ganado viajaría por todo el mundo, sus libros se vendieron como pan recién salido del horno. Esos libros serían traducidos a todos los idiomas, muchas de sus obras serían llevadas al cine. Las mujeres se enamoraron al instante. Los periodistas y críticos literarios agendaron fechas para hablar con él; viajarán del viejo mundo, de oriente y áfrica a conocer su novedoso estilo y cómo puede forjar grandes escritores que a duras penas podían agarrar el lápiz.
El día señalado llegó y él tenía la razón; en una ceremonia digna para la ocasión uno de los miembros del jurado leyó un documento en el cual explicaba por qué le otorgaban el premio a Hermenegildo. El veredicto fue unánime, el nuevo premio Nobel de literatura fue Hermenegildo de la Verga, más conocido como pluma de oro en el mundo de las letras. Trás recibir el premio pronunció un discurso que nadie entendió. Desde ese día los imbéciles se pusieron de moda.
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Texto agregado el 26-09-2022, y leído por 314
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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27-09-2022 |
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Desde hace muchos años la Academia Sueca no me parece demasiado confíable en sus veredictos para designar, cuando menos, al nobel de literatura. Me parece bueno tu relato, Pedro, aunque disienta un poco, con las opiniones de Valentino y Remos. Los cachorros y algunos otros cuentos de Llosa, me parecen muy buenos, no sé si para haberle dado el nobel. Saludos. maparo55 |
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27-09-2022 |
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Remos, en lo de Vargas Llosa sí tienes razón. La única novela que para mí realmente vale un Nobel para Marito es "Lituma en los Andes". De ahí ningún otro escrito me ha llamado la atención. Aparte que su posición ideologica de oportunismo es lamentable. Saludos. ValentinoHND |
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27-09-2022 |
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Si Hemerelgildo se ganó el premio Nobel, su vida habrá cambiado radicalmente. Divertido el texto, pero poco efectivo el final, porque si la moda es ser imbécil y ganarse el premio Nobel de Literatura, ¿qué queda, entonces, para el jurado de la academia sueca?
En todo caso ya se lo dieron a un imbécil: Mario Vargas Losas remos |
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