¿Alguien me escucha?

Sobre todo los domingos
tengo ganas de abrazar.
Y de que me abracen.

Me ocurre sobre todo los domingos,
en ese último rincón oscuro de la semana
donde las cosas se pueden decir casi siempre
susurrando.

Por eso, si te agarran desprevenido,
a veces los domingos son difíciles de transitar,
aunque en la otra mitad de la cama haya
otro ser humano que sienta
los domingos igual que los sentimos
vos y yo.

Es domingo.
Y se cae el telón.
Sí o sí
se termina la farsa
y los actores
deben quitarse las máscaras,
a veces
llorando bajo las sábanas.

Tal vez en un día domingo
no haya alfombras donde
esconder la basura.
Tal vez el día domingo sea
el único que te pase la factura.

Ay ese último mate lavado de cada domingo.
Ay esa última taza con la borra esperando
en la mesada.
Ay si todavía tenemos ciertas palabras
guardadas.