LAS CIRCUNSTANCIAS CAMBIAN

Tengo un amigo que se cree guapo, pero lo que en verdad es: un verdadero gandaya, con un pico de oro además de lascivo y concupiscente. Se dice poeta y su inspiración es la mujer (cualquiera).
Convence a una bella dama casada, y a lo hora del himeneo, cuando la pasión estaba en su máximo en un pichurriento cuarto de motel, los sorprende el marido, un orangután de aproximadamente dos metros de estatura.
¡Pobre del amante! Le han puesto una chinga de “padre y señor mío”, lo tuvo que recoger la cruz roja, todo madreado, con fracturas, en fin, un guiñapo humano.

Ahora mi dilecto cofrade, por esas circunstancias ha cambiado de manera de ser, su demonio lujurioso que lo caracterizaba por temor se ha escondido y de pendejo sale. Está de acuerdo con el celibato y llevar una vida pura. ¡El miedo no anda en burro!