LA CREACIÓN
El hombre creó a Dios —el mismo Dios que había creado los cielos y la tierra— a su imagen y semejanza.
La tierra era el centro del universo ya que Dios todavía no había creado las otras galaxias y ni siquiera la tierra pertenecía a galaxia alguna. Solamente había estrellas en el firmamento que servían como lumbreras durante la noche y durante el día brillaba el sol. Así se diferenciaba el día de la noche.
Dios estaba satisfecho con su obra. Entonces creó al hombre a su imagen y semejanza y lo llamó Adán. Aprovechando que había una costilla que le sobraba, Dios creó a la mujer, y la llamó Eva. Como la costilla no era gran cosa, la mujer fue muy pequeña e insignificante. Era tal como el hombre quería que fuera. (Más tarde la mujer fue creciendo, pero ésa ya es otra historia).
Dios fue firme y categórico a la hora de repartir los roles. Entonces dijo a Adán: —Trabajarás para sostener a tu familia. Serás el amo de la tierra, y de todo lo que en ella se mueva. En el Jardín del Edén, que he creado para ti, tendrás todo lo que necesites tú y tu mujer pero… por nada del mundo podrán pisar terrenos vecinos ni comer de otros árboles que no sean del lugar que les he asignado. Los domingos deberás descansar… y yo también descansaré —terminó diciendo Dios.
A la mujer no le dijo nada. Estaba bastante cansado como para discutir y además le tenía bastante desconfianza, por lo que creyó inútil hacerle alguna recomendación. Además no quería que ella se envaneciera encomendándole algo, por pequeño que sea, a no ser la tarea de concebir hijos, que ya estaba implícita en su género, y no necesitaba de grandes explicaciones.
Adán y Eva pronto se ajustaron a los designios de Dios, y vivieron armónicamente en el jardín del Edén. Adán cuidaba de los árboles que les daban sus frutos y Eva se dedicaba a servir a Adán en todo lo que necesitaba.
Los domingos, día de obligado descanso, Adán jugaba al fútbol con Dios. Eva quiso arbitrar los partidos, pero fue expulsada de la cancha, objetándosele que ese juego era una actividad indigna de una mujer.
La mujer, que en realidad no tenía gran interés por el fútbol, se fue a merodear por los huertos vecinos, y viendo que había árboles con frutos mucho más grandes y tentadores, probó un poco de uno de ellos, y lo encontró exquisito. Después volvió a su lugar.
Adán se dio cuenta de su falta porque ese día no quiso probar del fruto de sus propios árboles y, preocupado, le preguntó dónde había andado. Y Eva le contó lo de los otros árboles, y de que no había podido resistir la tentación de probar el fruto de uno de ellos.
Adán, que por su parte ya hacía tiempo que había comido de todos los árboles vecinos, se enojó mucho, y comenzó a castigar a su mujer llamándola con términos irrepetibles. Eso atrajo la atención de Dios, quien los castigó arrojándolos fuera del paraíso, a un lugar recientemente creado, al que llamó "Tierra".
Así es como Adán y Eva tuvieron que adaptarse a un mundo hostil y plagado de contratiempos. La Tierra comenzó a dar vueltas y sufrió grandes movimientos, incendios, inundaciones, glaciaciones, terremotos y otras calamidades.
Por supuesto, mucho antes, todos los seres vivos creados por Dios habían dejado de existir.
Y mucho después, primero los animales, y después el hombre, hicieron su lenta aparición por evolución. |