Poema
Que lo sepan todos
De repente, con un relámpago,
mi cuarto se iluminó
y al segundo con un trueno
mi mente despertó.
Mis ojos vieron fantasmas bellas,
mis oídos oyeron cantos sublimes,
mis labios sintieron besos de miel,
mi paladar saboreó gustos de ayer y hoy,
mi cuerpo desnudo fue centro de ronda
de mujeres también desnudas
que me brindaban sabores,
me regalaban flores,
me pintaban colores
y me cantaban coplas de amor.
Eran las mujeres hermosas
que fueron compañeras de mi vida.
Eran las mujeres bellas
que trajeron vida a mis días.
Eran las mujeres lindas
que regalaron horas a mi tiempo.
Eran las mujeres buenas
que compartieron mis caminos,
sufrieron mis desventuras,
se alegraron con mis triunfos
y me contuvieron en las derrotas.
Todas ellas fueron importantes,
ninguna menos que otra,
¡Ninguna!
Por favor que lo sepan todos,
mis amigos y enemigos,
mis deudores y acreedores,
mi ascendencia y descendencia
y todos los que me brinden su lectura.
Sí, que lo sepan todos,
así fueron las mujeres de mi vida.
Hayan sido dueñas de años completos,
de veranos cortos o de inviernos largos,
de algunos meses o unas vacaciones.
Para mí, hoy, esto es importante y…
por si acaso mañana ya no estoy,
lo escribo con todas sus letras y pido:
¡Qué lo sepan todos, por favor!
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