Llueve en la sierra, es media noche, los limpiadores del parabrisa empañados. Se decía: «busca donde refugiarte, busca, busca». En la curva leyó “El ensueño” 5 kilómetros. Diez minutos después se encontraba en el sitio. A esas horas aún una señora vendía café y antojitos. «son garnachas» le dijo ella. Pidió café y una orden que comió con gula. Miró la calle, las casas, y si pudo apreciarlas fue gracias al relampagueo. La gente duerme, por eso no se ven luces. «Tengo atole». «¿eso qué es?». «una bebida hecha de maíz azul, endulzada con panela y si desea agregarle pinole, es una delicia. Eso dice mi mamá, que a todo le echa pinole». La vio de reojo y por lo menos tenía sus ochenta años. «¿Vive su madre?». «No, ya no, ella ya es difunta, pero cuando me distraigo, el pinole desaparece, pero como conozco donde lo esconde, fácilmente lo encuentro». «¡Qué ricas están las garnachas!». «Sí, este pueblo durante muchos años vivió de los camioneros hambrientos, pero hicieron la autopista y el pueblo se murió de hambre. Imagínese que algunos ya no alcanzaron a irse, solo se fueron secando con sus recuerdos y el que quedaba vivo lo echaba al fondo de algún pozo minero. Yo quedé en el que se encuentra frente a la iglesia, fui de las afortunadas.» El sujeto grito para dentro: ¿A dónde diablos he llegado” «¿Que dice señor?, nada, nada, ¿está arrepentido de haber comido garnachas en el Ensueño? no se preocupe ya se acostumbrará, todos los que nos han visitado por aquí, les cuesta trabajo comprender, pero con el tiempo se acostumbran».
*Garnacha es una tostada de maíz, untada de frijoles, con carne molida y fino repollo picado, queso fresco y una salsa de tomate, ajo y chile.
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