Hoy me acordé
que te amaba.
Y me sentí
como una barrica de roble
a la cual le extrajeron
el dulce mosto
que su interior
perfumaba.
Hoy me acordé
que te amaba.
Y me sentí vacío,
otra vez, por dentro.
Algo de mi aroma
se llevó consigo
el dulzor de tu cuerpo.
Hoy me acordé
que te amaba.
Y algo de la locura
de no soltar tu mano
aprieta mis dedos.
Estrecha mi corazón
que se deshace
en suspiros nuevos.
Hoy me acordé
que te amaba.
Y me hizo sentir inquieto.
Quiero que llegue luego
esta retrasada primavera.
Para alcanzar a ver
la belleza de las flores.
Para alcanzar
a vivir el duelo,
entre la yema de mis dedos
y el contorno de tu cuerpo.
Sueño bebiendo con besos
el fresco sabor
de tu delicado cuello.
Sueño despierto oliendo
la fragancia de flores
del suave aroma de tu pelo.
Hoy me acordé
que te amaba.
Y no se me pasa.
Aunque trate
de reconocer al viejo,
de mirada adusta,
que me mira fijo
en el espejo.
Texto agregado el 23-08-2022, y leído por 187
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
23-08-2022
Me gustó tu poema y la vejez nada tiene que ver con los sentimientos, a veces es allí donde vuelven a florecer, saludos. ome
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