Ocurrió en Chile, del otro lado de la Cordillera, en 1997, cuando la Roja estaba a punto de clasificar al Mundial de Francia 1998, con la dupla ZaSa (Iván Zamorano y Marcelo Salas) como figuras centrales.
Todo el país esperaba con enorme expectativa el decisivo partido ante Bolivia, el 16 de noviembre de 1997, y con todo el respeto que merecía la selección boliviana, ya fuera de la competencia, casi todos descontaban la clasificación y la presencia de Chile en Francia 1998, por eso, se estaban preparando programas especiales para festejar el logro deportivo.
En medio de ese clima de euforia nacional, la cantante Nicole había sido convocada para participar de unos de los shows que se preparaba en TVN, la Televisión Nacional de Chile.
Nicole (Denise Lilian Laval Soza su nombre completo) era ya una cantante de pop rock chilena muy famosa, y estaba activa desde fines de los 80, cuando prácticamente surgió ese fenómeno musical en Chile, con una enorme influencia de las bandas argentinas (principalmente Soda Stereo, de gran éxito en el país trasandino).
Nicole se preparaba para comenzar los ensayos, había muchos operados y técnicos, pero de a poco, como si se tratara de las eliminaciones de una casa de Gran Hermano, el lugar se fue quedando vacío, y ella se quedó sola…
- Que raro, me han dejado sola estos huevones – dijo Nicole, entre asombrada, extrañada y asustada al verse sorprendentemente sola.
- Sola no – dijo una voz masculina – aca estoy yo, ¿No me reconoces, lola?
- La verdad que no te conozco, ¿Quién eres, huevón?
- Soy Carlos Díaz y te aclaro que no soy huevon mi estimada guagua, pero si soy Quesón, jua, jua, jua - la persona en cuestión era Carlos Eugenio Díaz León, actor de teatro, televisión y doblaje chileno, nacido en 1973, ya un reconocido actor en 1997, cuando hacía de Gonzalo Lizana en la telenovela “Rossabella”.
- ¿Quesón? ¿Es que eres un Queso grande, estimado Carlitos?
- Por supuesto, mira los Quesos que tengo – y Carlos se sacó los zapatos, y le mostro los pies descalzos, que despedían un fuerte olor a Queso, y aunque el actor no es alto (mide 1,73 m), sí parece que es muy patón, ya que calza un 45/46, un pie muy grande para esa estatura.
Nicole casi se desmaya al oler los pies de Carlos Díaz, que despedían un olor realmente muy fuerte.
- No se si ganaremos el Mundial de Francia 1998, pero sí se que si te llevamos a ti, ganaremos el Mundial del Olor a Queso – dijo Nicole, que de sentir asco por el olor comenzó a verse atraída y de repente, estaba ahí, tirada en el piso, chupando, oliendo, lamiendo y besando los pies de Carlos.
- No será necesario – dijo Carlos – porque vamos a ganar con Salas y Zamorano, pero sí el partido con Bolivia se complica, venceré a los bolivianos, con este olor, ja, ja.
Nicole se sintió atrapada por el olor del actor, tan atrapada que no podía resistirse, y le sacó la ropa a Carlos, y lo zamarreó para cogérselo, y Díaz entonces le ofreció una gran cogida, una cogida tan buena como las que Condorito le hacía a Yayita, dado que estamos en Chile, Nicole quedó tan eufórica como cansada, luego de aquel sexo salvaje, feroz y desenfrenado.
Luego de eso, los dos se vistieron, y Nicole le dijo:
- Bueno, debo ensayar para el show, para festejar la clasificación. Chi, Chi, Chi, Le, Le, Le, Viva Chile!
Carlos Díaz León, ya vestido, se puso los guantes negros y de un bolso sacó un gran puñal, de un tamaño muy grande, y comenzó a acercarse a Nicole, con el puñal en sus manos.
- ¿Qué haces con ese puñal, Carlos? – le preguntó atemorizada Nicole.
- Te asesinaré – dijo con frialdad Carlos Eugenio Díaz León – antes de que lo haga Carlos Alberto Ficicchia, Charly Alberti, con quien parece que has trabajado, es otro asesino como yo, ja, ja, ja, yo lo haré con el puñal, Charly te hubiera estrangulado.
- ¡Nooooooooooooo! – gritó de terror Nicole - Si tuviera un hijo se llamaría León – le dijo la cantante – como tu segundo apellido, ten piedad de mí.
- ¿Y porque he de tenerlo? ¡Me llamo Carlos y soy un Quesón! ¡No tengo piedad de ninguna mujer! ¿Acaso tuve piedad de todas las mujeres que asesiné?
- ¡Nooooooooooooo! – gritó desesperada Nicole, mientras Carlos levantaba el puñal, y sin remordimiento alguno y efectuando un rápido movimiento, se lo clavó en el corazón.
La puñalada fue certera, brutal y profunda, pero Carlos no se contento con eso y le asesto una segunda puñalada, ahora en el estomago, y despues una tercera en el cuello, y una cuarta otra vez en el pecho, para dejárselo clavado ahí a la altura del corazón.
Carlos Díaz León entonces sacó un Queso del bolso, un enorme Queso, y lo tiró sobre el cadáver de su víctima…
- Queso – dijo con total frialdad Carlos Díaz León, y luego de contemplar el cadáver de su víctima, se alejó con total impunidad de la escena del crimen.
- ¡Y ahora al Estadio Nacional con la Roja a Francia 1998! – dijo el asesino, que festejo junto a todo el pueblo chileno el regreso de La Roja a la Copa del Mundo.

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