Voy en caída libre, me han empujado hacia un precipicio o eso es lo que pensé. Mi color no es el mismo. No sé si fue la vejez, el ciclo de la vida o simplemente el destino, pero aquí estoy yo, cayendo.
Abro mis alas y la caída se atenúa, ese vaivén que produce el viento en mí, hace que baje lentamente o más lento de lo que debería. El destino será el mismo, mí muerte o será que ya estoy muerto aunque no haya llegado al piso.
Sigo cayendo y observo a mí alrededor, disfruto de esa caída y una ráfaga de imágenes se me presentan. Se mezclan unas lágrimas con mí sonrisa. Estoy en camino.
Ese último suspiro, el observar la caída en ese atardecer de otoño y reencontrarme con otros igual que yo. Otras hojas que ya están en el piso, esperando a que llegue.