Las noticias de mi pago.

El reloj de la Iglesia hacía sonar la última campanada que marcaba exactamente las diecinueve horas.
Era la última misa y los feligreses acudían a ella como todos los domingos, era la reunión casi obligada de todos los del pueblo que curiosamente albergaba casi todas las religiones debido a que el pueblo era tan chico que no tenía otros templos y de común acuerdo con el cura, la del domingo era una misa especial y todos se sentían cómodos en ella.
Es bien sabido que en un pueblo chico, donde no había cines ni teatros ni bailes y menos aún un shopping, la Iglesia constituía el único lugar donde enterarse, por decirlo amablemente, de lo acontecido durante la semana, a nuestros vecinos.
Quiero ser correcta y no decir “chusmerío” pero hablando bien y pronto, eso era lo que buscaba la gente.
Por supuesto que no todos eran así, muchos eran verdaderos creyentes pero otros…
___¿Se enteró doña Paula del encuentro que tuvieron, la hija del almacenero con la hermana del novio?
___Para nada, doña Renée ¿Y cómo quiere que me entere? Si me la paso dentro del rancho cocinando y limpiando para el tránfuga de mi marido y su madre.
___Pobre doña Paula, me había olvidado de que su suegra vino a vivir con ustedes.
___No me lo recuerde doña Renée, esa vieja es una bruja.
___!No me diga!
___Si y cuando digo bruja eso es exactamente lo que quiero decir. ¿Sabe? El otro día trajo una gallina al rancho y yo pensé que era de buena persona que quería colaborar con los gastos de la comida, por lo menos, pero mire usted que cuando quise matar el animal para hacer la cena, me gritó y me dijo de todo, me preguntó quién me había dicho que era para comer, entonces le pregunté a dónde la iba a poner ya que no la dejaba en el gallinero y la bruja no me contestó.
Esa noche al ir al almacén la vi irse con un paquete muy bien atado y ¿sabe qué? Al día siguiente la vecina encontró una gallina muerte llena de alfileres y ¿a que no se imagina?, tenía la foto de su familia. ¿Se imagina el susto de la pobre mujer?
Se que fue la bruja de mi suegra la que le mandó el regalito pero cuando se lo dije a mi marido casi me mata, su santa madre jamás haría algo así, con lo católica que era.
Así que ya ve doña Renée, mi vida es un calvario con esa mujer dentro de mi casa.
___Ya lo creo doña Paula y ¿No piensa hacer nada?
___¿Qué quiere que haga? Mejor me quedo en mi casa que irme a lo de mi padre y su mujer ¿No le parece?
___Tiene razón y volviendo a lo de la hija del almacenero… ayer, al ir a dar de comer a los chanchos, vio venir a su cuñada y como no estaba enterada de nada, fue a su encuentro a darle un beso y ¿A que no sabe la reacción de la muchacha?
___No, ni idea.
___Pues, le propinó un tremendo derechazo que el diente flojo que tenía, debido a una paliza que le diera su marido, se le cayó.
___No lo puedo creer!
___Créalo no más y ¿Sabe cómo me enteré?, por el novio de mi hermana el que vive en la capital y es dentista, tuvo que ponerle un diente nuevo, ¿Se imagina?
___Qué barbaridad! Pero, ¿Por qué fue la pelea? Si se puede saber.
___Ya lo creo que sí, todo el pueblo se enteró, parece ser que la cuñada se puso de novia con el peón de la estancia vecina y como la hija del almacenero va a llevar el pedido de comestibles a la estancia, supuestamente se puso a coquetear con el peón que dicho sea de paso está que se las trae, es un pintún como dice mi hermana.
___Pero mire usted y yo sin enterarme de nada.
___Bueno, doña Paula ¿se fijó que entre charla y charla se terminó la misa?
___Qué barbaridad! Pero, ¿Quiere que le diga una cosa? Si no tenemos estas pequeñas charlas los domingos ¿Cómo nos enteramos de las noticias importantes del pueblo? Además este cura no me gusta nada ¿Se fijó cómo nos miraba durante la misa?

Omenia.