Mi tía Ana

LEY DE JONÀS: AL JODIDO HAY QUE JODERLO MÀS

Hola, amigos:
Como ustedes bien saben “el interés tiene pies”, tenía una tía riquísima, su difunto marido la dejò bien forrada con bienes inmuebles y cuentas bancarias, yo, como único sobrino, heredero natural durante años trataba de ganarme su aprecio, le hacia la barba, cosa harto difícil ya que la señora tenía un carácter de la fregada, era caprichosa y mandona en grado sumo, un verdadero basilisco. A mi literalmente me trata de “gato”.
No voy a hacer largo el rollo. La tía entrega el equipo y en su testamento notariado, lega todo, absolutamente todo, a los representantes de la iglesia para obras pías. A mí ni un lazo.

Como soy medio filósofo estoico, resignado me dije;
“Para pendejo no se estudia, se nace”.