Somos una familia parte 17

Isabela le dio un contrato a Emilio en el mismo puesto, con un sueldo bastante atractivo que no podría rechazar. Seguro médico, acciones pagadas, ayuda en útiles escolares y vales de despensa. Tuvo que tomar la decisión y vender la purificadora.
- ¿Estás seguro? – le preguntó Gaby.
-Lo me están ofreciendo es una gran oportunidad.
-Y lo es – le dice Gaby – no sé cómo pagarte todo lo que has hecho por nosotros.
-Quiero que ustedes se queden con el negocio, sé que estará en buenas manos.
-Gracias, Emilio. Siempre supimos que eres una persona excepcional – Ramiro le dijo tomándolo del hombro.
Para Emilio comenzaban nuevas pruebas, estaba agradecido con Isabela por la oportunidad que le estaba dando, situación que provocó problemas en su matrimonio.
Emilio invitó a Isabela a casa, quería que su familia la conociera, gran error.
Nuria tenía cuarenta y cinco años, el sobrepeso seguía ocasionando problemas en su salud. Y eso la acomplejaba.
Clara se esmeró en hacer una deliciosa comida para todos y la invitada. Nuria estaba en la cocina cuando vio entrar a la mujer.
-Familia – dijo Emilio en la puerta de la casa – ella es Isabela.
Israel la saludó de mano al igual que Alex que ya tenía doce años.
-Hola. Mucho gusto a todos.
Clara salió de la cocina y la saludó mientras que Nuria continuaba en la cocina. Israel y su hermano estaban en la sala cuando la mamá de la casa la vio.
-Mira, te presento. Ella es mi esposa, Nuria.
-Buenas tardes – dijo Isabela extendiendo la mano.
-Que tal, mucho gusto – dijo Nuria – perdón, pero estoy ayudando.
Isabela es una mujer alta de cabello rubio. Es delgada con las tetas y nalgas en su lugar. Tenía un cutis perfecto, llevaba puesto un vestido en color negro con unas flores al frente. Los zapatos de aguja estilizaban todo el atuendo, eso acomplejó tremendamente a Nuria. Supo fingir muy bien, pero alguien si se pudo dar cuenta de todo, su suegra.
-La comida estuvo excelente – engalanó la licenciada – Nuria, creo que tienes una razón increíble.
-Para nada. Yo no hago de comer. Se me quema el agua – dijo la mujer – mi suegra es la que hizo todo, yo simplemente emplaté.
- ¿Qué es emplatar mamá? – preguntó Alex.
-Alex, compórtate – le dijo su hermano.
-Bueno. Realmente yo quiero hacerles una invitación. Sé que están cerca las vacaciones y quiero invitarlos a una casa que tengo a la orilla de la playa. Es un conjunto habitacional con alberca y playa privada. Creo que como familia se lo merecen.
- ¿Vamos a ir a la playa? – gritó Alex – ¡yeah!
-De verdad, muchas gracias.
Nuria estaba callada. Estaba aplastada.

Para los tres amigos comenzaría una nueva aventura. El segundo ciclo clínico había terminado. Y pronto sería la graduación y el comienzo del internado.
Antes de la graduación fue el viaje que les ofreció Isabela. Serían sus primeras vacaciones a la playa como familia. Todo el camino pensó cómo escaparse de ahí, salir corriendo, fingir que tenía mucho trabajo o que se sentía mal. El traje baño que traía en la maleta era todo menos sexy. Decía que parecía luchadora.
El viaje fue largo, llegaron por la tarde. Isabela ya estaba instalada en la otra casa. Ahí conoció a la hija que tuvo con Gabino, el amigo de Emilio en la universidad.
Alex estaba feliz porque por fin había conocido la playa.
Por la noche, Nuria se paseaba por la casa y miró que su esposo e Isabela platicaba en un balcón. Se veían tan bien juntos, que ella misma se los diría.
Nuria se recostó, no quería hacer mal tercio con su esposo y su jefa. Mas noche, Emilio se recostó en la cama, Nuria seguía despierta. Deseaba que su esposo la despertara y de un arrebato le hiciera el amor. Pero no pasó.

Continuará…