Amor peligroso
Al terminar la misa de 12, un apacible domingo, la gente salìa reconfortada de la espléndida iglesia situada enfrente de un bosque de frondosos árboles en mi pueblo mágico del estado de Guanajuato, cuando por primera vez tuvimos un suceso infausto, cayó abatido el joven Felipe por un certero disparo producido por un rifle de asalto a 50 metros de distancia (según estimación del forense).
Felipe, sobrino del gobernador del estado, de 1.85 metros, musculoso, deportista, fisicoculturista, pesista y aficionado a los ejercicios de defensa personal. Según los conocidos era sangrón, creído, se sentía bordado a mano, manipulador y machista en grado supremo. Andaba de amores con Rosalía, guapa joven hija única de don Germán el rico del pueblo. sin embargo, la muchacha cansada de la poca libertad que le daba el tal Felipe, lo manda a volar.
El galán despechado, decide espantarle a los que se atrevían pedirle amor a la bella fémina. Así tres jóvenes de buena sociedad de familias adineradas fueron maltratados de fea manera por el “orangután” consistente en golpearlos, dejados como “santo cristo”. Después de esto nadie se acercaba a la dama.
Como yo soy el jefe de la policía, don Germán se quejó.
Hablo con Felipe, desde luego no me hizo caso.
El asesinato me tocó investigarlo: no se encontró entre los árboles ni al tirador, el rifle, ni el cartucho percutido. Los cinco sospechosos: los tres sujetos golpeados, don Germán y la misma Rosalía, tenían una coartada toda prueba, pues estaban rodeados de la gente que salió de la iglesia.
Siempre hay un chivo expiatorio, en este caso fui yo, el gobernador me despidió ipso facto por inútil, mi teoría fue que alguien contrata a un sicario, probablemente del norte de México, por la excelente forma de dispararle. El suceso sucedió hace dos años. ¿Quién fue el autor intelectual? Nadie sabe.
Ustedes ¡qué opinan?
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