Las campanas redoblan,
acompañan la melodía del ruiseñor,
Ignorados, callados por la vida urbana.

Los personajes de esta historia inician su rutina,
El pedigueño se alista estirando la mano,
Aquel bolero espera al cliente dominical,
Feligreses van y vienen,
La risas de sus niños, la omatopella de la inocencia.

Extrañaran ese día,
Recordarán pequeños detalles
O quizás pase como un día normal,
Pero al crecer añorarán esos momentos.

Donde la risa no era impertinente,
Las preguntas tenían respuesta,
Y la magia era posible como volar por los cielos