Pepe es tan pobre que asiste descalzo a la escuela. Tiene nueve años y cursa el tercer año de primaria. Sus compañeros le hacen bullying todos los días porque no usa zapatos, pero al que se burla, le mete tres o cuatro catorrazos y dejan de molestarlo. Pepe es bueno para los trancazos. Por las tardes va al mercado cercano a su casa, le ayuda a la gente a cargar sus compras a cambio de alguna moneda para ayudar a la economía de su casa. Una señora mayor lo ha recompensado con el dinero suficiente para comprarse unos zapatos; pero él no va comprarse zapatos nuevos ni nada. Se acerca a su madre y le entrega el dinero que le han dado, porque es más importante comer. Seguirá yendo descalzo a la escuela, que se jodan los escuincles burlones; si lo siguen haciendo, van a probar de nuevo los dos mazos que tiene por manos.