Ya pasaron dos años de tu partida,
Dos años y un adiós que aun duele.
Ya no hay café en el bar de siempre,
Ni rondas de mates con cigarrillos.
Ya nada es igual desde que te fuiste,
Ni siquiera las peleas por el mantecol,
Que siempre teníamos en las fiestas.
Aun espero recibir un mensaje tuyo,
preguntándome a que hora voy a llegar.
Pongo la música que te gustaba oír,
y el recuerdo de tu voz desafinada,
me arranca una sonrisa entre tanta tristeza.
Cada cumpleaños, cada fecha de reunión,
me parece verte en cada rincón de la casa.
Te busco en la mirada de tus hijos y nietos,
y hallo en ellos consuelo a mi sufrimiento.
Ya pasaron dos años de un final anunciado,
de un adiós que duro un par de meses,
y de una agonía que me acompaña siempre.