Somos una familia parte 11

No muy convencido, pero con las ganas atoradas por tanta abstinencia, Israel aceptó. Francis fue la primera en desnudarse. La joven es más baja que los dos chicos que la observaban.
- ¿Que? ¿Seré la única en quitarse la ropa? Vamos, quiero verlos desnudos.
Oscar se quitó la ropa, pero Israel seguía tímido.
-Vamos hermano, quiero verte – Oscar le quitó la ropa a Israel. Quería verlo desnudo. Era su oportunidad.
Sus amigos vieron la desnudez de Israel. La marca que tiene abarca la mejilla, parte del hombro y la mano izquierda. Marcas que tienen historia.
Oscar se acercó a Israel y lo besó. Ese fue un momento único. Fue un beso discreto y con miedo. Fue su primer beso. Israel no quería llegar a sentir algo por el novio de su amiga. Los besos aumentaron de intensidad. A Israel le latía el corazón a mil por hora y Oscar respondía a esa pasión que los dos negaban tener.
Francis, acariciaba la espalda del joven. Israel quería disfrutar, pero estaba acomplejado por su cuerpo, siempre se había sentido feo. Oscar bajó sus manos y comenzó a tocar su miembro, Israel se mordió el labio inferior. Francis mordía las nalgas de Israel, eso era incómodo para él, pero le gustaba.
-Déjate llevar - Oscar lo tomó de la mano para llevarlo a la cama.
Mientras la pareja hacía cucharita, Israel se colocó detrás de Oscar.
-Hazlo – Oscar jaló el miembro de su amigo y lo colocó entre sus nalgas – vamos, yo sé que quieres.
Israel dejó de moverse, Oscar hacía todo el trabajo, daba y recibía. Israel escucha los gemidos de Oscar, eso le excitaba mucho. Después de dos orgasmos, le ordenó a su organismo tener esa explosión de placer.
Extasiados en la cama, los tres jóvenes miraban el techo desnudos y sudados.
- ¡Qué delicia! – Francis lo había disfrutado.
-Lo debemos repetir – Oscar se levantó de la cama.
- ¿Qué hora es?
-Ay Israel. No empieces. Ni te pongas la ropa porque lo vamos a repetir – Francis se levantó sobre el colchón.
Y así fue, los tres repitieron la sesión una hora después. Al que le costó más trabajo fue a Oscar, pero a Israel no fue tan difícil.
A las ocho de la noche, Israel llegó a su casa. Estaba confundido. No quería confundir las cosas. No quería sentir cosas por el novio de su amiga.
Nuria lo vio llegar, no preguntó dónde estaba por obvias razones.
-Hijo. ¿Quieres comer algo? – preguntó su mamá.
-Sí, bueno no, bueno, mejor sí. Perdón. Tengo hambre.
- ¿Todo bien?
-Es que salí mal en una materia.
-Tranquilo, confío en ti. Eres un buen estudiante.
-Es que me esforcé lo suficiente y creo que al maestro no le importa.
-Suele pasar con algunos maestros. Pero recuerda la calificación es un número, lo que verdaderamente importa es el conocimiento – su mamá la pedagoga lo animaba.
Todo el fin de semana, Israel no interactuó en el grupo que tiene con sus otros dos amigos. No sabía qué decirles.
El lunes por la mañana evitó con tacto visual con ellos dos. Al salir de la clase de nutriología, intentó huir de ellos.
- ¿A dónde vas conejo Blas? ¿Nos estás evitando? – le cuestiona Francis en el descanso de las escaleras.
-Para nada.
- ¿Qué te pasa? – Francis era honesta.
-No me pasa nada.
-Claro que te pasa algo y ahora mismo me lo vas a decir.
Los tres jóvenes se quedaron en el patio de la facultad.
- ¿Qué pasa? – le pregunta Oscar a Israel – a mí me gustó mucho lo que hicimos.
-A mí también – respondió Israel.
- ¿Entonces? ¿Cuál es el problema? – intervino Francis.
-Que no quiero confundir las cosas, Francis. Entiende. Para mí, el sexo es algo muy importante. No solo me excito muy rápido, también me enamoro muy rápido.
-No tendría ningún problema en que te guste mi novio.
- ¿Qué dices? – le pregunta Israel sorprendido.
-Te recuerdo que Oscar y yo tenemos una relación abierta.
-Verdaderamente estás loca.
-Tranquilo, amigo – Oscar se sentó junto a Israel – no pasa nada. No pensamos que te pudieras así. Queríamos que fueras parte de ese momento – Oscar estaba convencido de lo que comenzaba a sentir por su amigo.
-Y queremos repetirlo. Pero podemos conseguir a alguien más, no queremos que por esa situación se termine nuestra amistad – concluyó Francis.

Continuará …