Tengo algo que contarte.
En el jardín del patio trasero,
agoniza desperdigado
el pasto en manchones
dorados y desordenados.
¿Qué hago con estas ganas
que me roban la mañana?


Se diluyen los olores
en la humedad
de la tierra mojada.
Se agitan inquietas
mis ansias,
desean embotellar
un soterrado mensaje
de amor desesperado.
¿Qué hago con este pecho
que se inflama de aire
y aún así, sigue ahogado?


Tengo algo que contarte.
Apremiado por el acecho
de un gato marrón,
bate nervioso las alas
un desplumado gorrión.
Huye despavorido,
al igual que este paria
amor prohibido,
de la desalmada razón.
Huye, naturalmente,
por temor a salir herido.


Cae perdida la mirada
en el amarillo
de un diente de león.
Vulgares flores silvestres,
liberando el pensamiento,
en la vastedad
de dos por tres
metros veinte.
Extenso patio trasero
de ilusión.


Mi sonrisa divaga ausente,
encadenada al olor extraviado
de plantas aplastadas.
Mi piel aún se resiente,
al abandono de tus dedos.
¿Qué hago con esta piel
que se resiste y te extraña?
Tengo algo que contarte,
no se lo cuentes a nadie,
no me he cansado
de esperarte.