EL MERCADO
Por primera vez en el tiempo que he ido a comprar al mercado, he sentido tanta humedad. He visto como el lodo negro cubre los pasillos, como los puestos verduleros, fruteros y toda clase de bastimentos tienen techos de zinc que cubre la zona peatonal. Cuando hay sol y lluvia es una necesidad estar protegido en un negocios de estos. Pero hoy la humedad era grande y la gente tomaba cervezas, me pregunté si algún virus estaba presenciando tal suceso. Todos los olores se perciben y muchas voces salen en todas direcciones. Me he topado con extranjeros aprendiendo a caminar en el lodo en chanclas, sacudiendo el fango y embarrando sus piernas, es grato ver que en medio de su lenguaje germano y sus cabellos dorados, sus sonrisas se mezclan con las de piel negra. He comprado un pescado a 11.000 pesos el kilo, pensé en comerlo en zumo de coco, arroz frito y ensalada con aguacate, pero no sé cocinar, no le aprendí mucho a mi mamá y menos a la mamá de mis hijos, porque ambas cocinan muy bien. En la carreta de los aguacates, siento un leve malestar, un reflujo se asoma a mi garganta, lo aguanto y me da acidez. Subo al transporte para llegar a mi casa y una vez en ella, me acuesto en la cama, porque tengo dolor de cabeza y algo de fiebre, parece que el virus entre tanta gente, solo me infectó a mí.
Cuando ya ha pasado la crisis sanitaria.
21/07/2022
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