Los posters de alguna banducha punk adheridos a la pared adornan la tarde de hoy, las fotos de los niños, el closet sin ordenar, la ropa tirada en el piso, algunas zapatillas, la tv encendida. Todo en conjunto se convierte en el único compañero al despertarte y al dormirte. Te acostumbras a la botella de vino tinto, a las cervezas enlatadas, a los ruidos de los vecinos de las habitaciones contiguas. Y otra vez el techo, una tarde mas, una noche mas y te pierdes en preguntas sin respuestas que en realidad cuestionas solo por inercia. Te masturbas, bebes, y enciendes el radio. Algunos días la cama no se siente tan vacía y algunas chicas abren sus piernas para que dispares el amor acumulado por semanas, a veces se quedan por días, a veces solo por la noche y en un ir y venir tu vida se transforma en la rutina de las 24 horas.