Somos una familia parte 9

La contratación fue en el departamento de contabilidad. Emilio había demostrado ser bueno para los números, tan solo una prueba era la purificadora. Tenía un buen promedio así que no le costó colocarse en la empresa. Isabela la jefa de recursos humanos solicitó entrevistar personalmente a Emilio. Después de la entrevista lo invitó a comer, necesitaba platicar con él.
-Me sorprende verte ahí. Es que siempre fuiste muy callada. Y muy capaz.
-Gracias. Me ha costado llegar hasta acá – responde Isabela.
-Lo sé, es difícil.
-Pero cuéntame, regresaste a la escuela ¿qué pasó contigo? – preguntó ella.
-Me casé. Tengo dos hijos.
- ¿De verdad? ¿Te casaste con la maestra?
-Nuria. Nos casamos. Buscamos tener hijos, pero ella no puede. Mi esposa insistió y adoptamos a dos, Alex ahora tiene nueve va en tercero de primaria e Israel que hoy tiene veinte años, estudia medicina.
-No te lo puedo creer. Tienes una gran familia.
-Gracias.
-La última vez que te vi fue en el velorio de tu papá – comenta ella.
-Lo recuerdo. Pero dime, ¿Qué ha pasado contigo?
Le cambió el tema. No quería recordar cuando su papá murió el día en el que se manchó las manos de sangre.
-Pues a mí no me fue tan bien como a ti.
- ¿Razón?
-Cometí el error de enamorarme. De alguien que tu conoces.
- ¿Quién? – quiso saber él.
-Gabino. Me casé con él y tuvimos una hija. Después a él le gustó el alcohol y todo se acabó.
-No sabía que ustedes estaban casados. Gabino me dijo que se había casado, pero no me dijo con quién. Fue extraño porque no me invitó.
-Es un estúpido. Ahora, él no quiere responder a la paternidad. Me dejó sola. Mejor hablemos de otra cosa – cambió de tema drásticamente - Yo pedí hacerte la entrevista porque te conozco. Quiero que estés en la empresa y crezcas aquí.
-Te lo agradezco y así será.
Al día siguiente, Emilio se presentó en la empresa. Una secretaria le asignó su escritorio y comenzó a trabajar. En la purificadora se había quedado Gaby. Ramiro se dedicaba a repartir garrafones junto con los otros trabajadores. En un descaso, Emilio llamó a la purificadora para saber si todo marchaba correctamente.
-Emilio ¿no estás trabajando? – le preguntó Gaby del otro lado del teléfono.
-Sí. Quiero saber si todo marcha bien.
-Que bárbaro. Todo está bien, como siempre. Concéntrate en el trabajo.
-Siento que los abandoné.
- ¡Qué dices! Para nada. Tú estás trabajando y concéntrate en eso.
-Está bien, cualquier cosa me llamas – Emilio no quería dejar solos en el negocio a Gaby y Ramiro.

Continuará…