No era una ni dos ni tres, sino cuatro las mujeres que se apoderaron de su corazón. Él decía que tenía amor para las cuatro, si venía una quinta también podría darle amor, pues creía que su corazón era infinito. Hoy hacía el amor con una, mañana con otra, pasado con la siguiente y después con la cuarta mujer. No necesitaba alimentarse con afrodisiacos pues tenía la potencia de un toro. De un momento a otro, una de ellas dejó de venir a verlo. Por más que la llamó nunca le contestó. La buscó por cielo y tierra y nunca la encontró. Resignado a perderla para siempre siguió sus aventuras amorosos con las tres restantes. El tiempo siguió arrancando hojas del almanaque y de pronto desapareció otra de las chicas, ni siquiera intentó buscarla porque estaba seguro que tampoco la encontraría. A pesar de eso sé dijo así mismo: "Menos mal me quedan dos, hombre precavido vale por dos".
Un día desaparecieron las dos que le quedaban, era como si se hubieran puesto de acuerdo para quedar fuera de su alcance. Cada mujer lo visitaba tres horas y se iban rápido para la casa. Él mismo manejaba la situación para que se fueran incluso antes. El sentirse solo lo sumió en tristeza profunda, al punto de quererse morir. Una noche lluviosa volvió a decirse así mismo: "eso me pasa por no tener seis en lugar de cuatro". Con gran esfuerzo logró conciliar el sueño, pues casi ya no dormía. Al otro día llegaron unos hombres de barrio pobre a su casa. Golpearon a su puerta, apenas abrió cada uno de los hombres le pegó cuatro balazos. Eran los cuatro esposos de las mujeres que desaparecieron de la vida de Hilario que venían a visitarlo y hacer el amor solo por dinero, ya que era archimillonario y pobre de amor.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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