TAHUR
Hola, en la actualidad de 30 años, estoy felizmente casado con dos bellos hijos. Pero, no siempre ha sido así. Les voy a contar:
Me recibí de una productiva carrera en la UNAM a los 24 años, me sentía el rey del mundo, conseguí un excelente trabajo y compré en abonos mi primer coche, un Jetta. En una fiesta conocí a una hermosísima dama, con mucho glamur, desenvuelta y que no me miraba con malos ojos. Como es natural, me volé.
Me llevó a conocer a su familia que constaba únicamente en dos simpáticos hermanos, me hice amigo de ellos. Para pasar el rato me invitaron a jugar póker con solo centavos, era pura diversión. Aunque yo nunca había jugado me sorprendí de mi buena suerte y mi habilidad para el juego: gané al principio y me piqué. No les hago larga la historia, muchos días después, perdí una exorbitante cantidad de dinero, tuve que dejar mi auto de garantía y me dieron una semana para pagarles en efectivo (no cheques) la lana o se quedarían con mi carro. Ya ellos no eran tan simpáticos y joviales, su hermana ni me pelaba, andaba con un chavo de familia rica.
¡Ay, Dios! Cómo iba a cubrir la deuda de juego pues no tenia dinero y mi papá, un humilde burócrata, no me podía ayudar. No me quedó más remedio que acudir con el agarrado de mi abuelo paterno, el rico de la familia.
No me da pena decir que lloré y tuve que humillarme. El viejo me escucha y dijo: “saliste igual de tarugo que tu padre, no cabe duda de que es hereditario. déjame investigar y después te digo”.
El tiempo pasaba y yo con el alma en un hilo, pues los malosos me amenazaron que además de perder el automóvil me iban a madrear.
Por fin, el abuelo me llama: “ya se la historia, emplean a su hermana como gancho para agarrar incautos. Además, le dan su “moche” a un jefe de la policía y los dejan tranquilos si los demandan. Ni modo hay que pagar, te acompañara mi amigo el abogado, para tener un testigo y cubrir la deuda. Te aconsejo que busques una joven simpática, aunque no sea bonita para que te navegue y de ser posible, lo veo difícil, te quite lo pendejo”.
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