Tentación
Señora tentación, de frívolo mirar
De boca deliciosa, ansiosa de pecar
Mujer hecha de miel y rosas en botón
Mujer encantadora, señora tentación
Agustín Lara
En el ser humano el juego de las hormonas hace que en el hombre la mujer sea atractiva y al revés. Sobre todo, en los jóvenes.
Mi padre tiempo y mi madre naturaleza con el paso de muchísimos años han convertido mi cuerpo en un “trapiche” productor de azúcar. 10 años más o menos, el azúcar se me subió y el médico tratante (por cierto, amigo mío) me manda una dieta, que la señora que me navega es la feroz supervisora, esta dieta es sabrosísima para un conejo: ensaladas, verduras, una que otra fruta (que no sea muy dulce), se agrega carne magra y tan tan.
Claro, por fortuna estoy muy bien, pero eso no quita que tenga tentaciones, no de mujeres hermosas, hace tiempo que deje de ser “un rabo verde”. Sino de algo prohibido. ¡Ay, mi suerte! Ustedes saben que lo prohibido causa deseo. Suspiro por una “Banana Split” hecha con nieve de coco, de vainilla y una bola de chocolate, rematada por una cereza. Sólo de pensarlo me entran ganas de llorar.
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