Estuvieron separados dos años. Él se tuvo que ir al viejo mundo por cuestiones de estudio; había terminado de estudiar medicina general en la Universidad del Valle, no contento con eso decidió especializarse en neurología, quería conocer la estructura, función y desarrollo del sistema nervioso (central, periférico y autónomo) y muscular en estado normal y patológico. Ella estudiaba literatura en la misma universidad; desde niña le fascinaba la literatura infantil; había prometido escribir un libro de cuentos para niños y ya iba por la mitad, igual que su licenciatura.
Durante el tiempo de ausencia se llamaron casi todos los días. Ella, con mejor manejo del lenguaje le escribía versos cálidos y amorosos para que el amor no se enfriará. Él le enviaba libros de poesía pues sabía que ella deliraba por los versos. Después de un año el amor empezó a enfriarse, la distancia puede encender más el sentimiento o puede también enfriarlo. Manuel ya no era el mismo de hace un año, ya no le enviaba nada, ni siquiera mensajes por whatsaap. Ella estaba dispuesta a esperarlo todo el tiempo necesario, aunque a veces se decía así misma: "valdrá la pena", a pesar de sus dudas no quería renunciar tan pronto a Manuel, quien se había enamorado de una española voluptuosa que lo tenía obsesionado, al punto que renunció al amor de Diana. Manuel ya ni estudiaba por estar pensando en Antonia, quien no solo lo engañaba sino también le robaba el dinero que este dejaba en lugares visibles de su apartamento. El tiempo siguió pasando y Manuel se volvió adicto a las drogas, metía cuanta porquería vendían en las ollas de Madrid. No pudo soportar que la española lo abandonara y se fuera sin dejar rastro. Diana estaba muy angustiada ante el silencio de Manuel, pensó que pudo haber muerto y ya estaría sepultado. La angustia no la dejaba vivir en paz, toda esa crisis emocional se reflejaba en sus versos antes cálidos y luminosos, ahora amargos y oscuros.
Para poner fin a ese dilema y angustia decidió viajar a Madrid y lo hizo tan pronto pudo, no sin antes hablar con los familiares de Manuel que también estaban angustiados. Voló del aeropuerto El Dorado de Bogotá al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid - Barajas. Tan pronto llegó se instaló en un hotel modesto. Luego de descansar unas horas se fue a la Universidad Complutense; ahí le dieron una dirección que Manuel había registrado en la matrícula. Sin perder más tiempo se dirigió a ese lugar, pero no lo encontró. Pidió información a los habitantes de ese edificio y le dijeron que hacía meses no había vuelto y que el dueño del edificio ya había alquilado ese piso a otro estudiante, en cuanto a las pertenencias de Manuel le dijeron que había vendido todo lo que tenía para comprar cocaína.
Resignada a esa suerte negra, Diana llamó a los familiares de Manuel y les contó la historia, quienes al escucharla no querían creer lo que ella les contaba. Al día siguiente tomó el vuelo hacia Bogotá, luego otro a Cali y prometió olvidar esa pesadilla. Retomó con pasión las clases de literatura y al paso del tiempo se graduó con honores. Hasta ese momento no se había comprometido con nadie pues la experiencia vivida con Manuel la había marcado. Por ser la mejor estudiante de literatura fue becada y justo la beca era para La Universidad Complutense de Madrid. Al principio pensó dos veces si aceptarla y terminó aceptándola, no estaba dispuesta a perder semejante oportunidad. A los dos años de cursar estudios se enamoró de un español que se dedicaba al cine, hasta le prometió hacer una película sobre la historia de Diana y Manuel. Al principio ella se sentía muy mal, pues el recuerdo de Manuel la atormentaba, pero al paso de los días se sintió bien. Al terminar su especialización decidieron casarse; hicieron una gran fiesta a la que invitaron a muchas personas del medio artístico, también a los familiares de Diana que estaban felices de ver a Diana casada con un hombre de verdad y no con un remedo de médico que no pudo con sus debilidades por la droga.
Después de la boda se fueron a un club famoso de Madrid, club que se encargó de toda la logística. Esa noche hubo música, los mejores vinos y comida exquisita que Diana nunca había probado. Ya finalizando la fiesta los meseros empezaron a recoger la vajilla y todos los desperdicios, pues a la noche siguiente ahí mismo celebrarían la boda de una cantante famosa. Uno de los meseros realizaba su trabajo cerca de la pareja de recién casados, cuál no sería la sorpresa de Diana que ese era Manuel que aprovechaba esos turnos de mesero para ganarse algún dinero que le permitía medio comer y comprar cocaína. En un cruce de miradas se dijeron todo y agacharon la cabeza como si no se conocieran. A la noche siguiente hicieron el amor; ella pensó que no sería capaz de llegar al orgasmo. Le pidió a Xavier que apagara la luz, él aceptó la petición pues no quería contradecirla en la primera noche. Durante una rato bien largo no se escuchó nada; había aroma de tormenta afuera y en la alcoba. Al terminar de hacer el amor encendieron la luz. El espejo habló por ellos, estaba empañado de tanta pasión.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA